Capítulo 5. Todo esta bien. Nada Esta bien
Desayunar. Agarrar mis cosas. Ir al colegio. Puedo hacerlo. Creo.
¿Por qué una simple rutina como esa es tan difícil?. Implica demasiado y lo odio. No quiero la mirada de papá sobre mí, no quiero a Helena dándome abrazos, no quiero a Ingrid y sus comentarios maliciosos. No quiero el desprecio de Ignacio.
Van a ser los diez minutos más largos de mi vida.
Me pongo unos jeans viejos y rotos pero que me quedan bastante ajustados. No se si lucen bien o terriblemente mal pero descubro que hoy no me interesa como me veo. Solo quiero libertad. Lo cual, es esta casa, es pedir demasiado. Encuentro una remera blanca sin mangas en una de las valijas que nunca llegue a desarmar. Cuando me la pongo me doy cuenta que estoy llevando ropa interior negra, se trasluce absolutamente todo.
¿Me importa tanto?
Nop. Que mire el que quiere, me da igual.
Peino un poco mi pelo y decido dejarlo suelto hoy, está muy largo pero brilloso. Es bueno encontrar al menos una cualidad positiva de mi persona. Agarro la mochila y solo puedo esperar tener un día un poco mejor que el de ayer.
En el comedor veo a mi madrastra sirviendo café a papá que esta leyendo el diario como todas las mañanas antes de irse. Sebastián me dirige una sonrisa y un hola prácticamente mudo, Ingrid no para de textear con el celular
- Corazón, buenos días. Te prepare unas tostadas con dulce, sentate cerca mío - ok, Helena tiene que dejar de hacerme esto. ¿Cómo se supone que deba odiarla si me mira como si fuera un ángel caído del cielo?. Me hace sentir terrible. Apoyo la cola en la silla sólo para no tener que decirle que no.
-¿Queres que te lleve hoy al colegio?- papá pregunta ilusionado. Trato de callar el no que grita por salir de mi boca. Mi desesperación es tal que muerdo una tostada y mastico asqueada.
-Nosotros la podemos llevar.
Ignacio aparece completamente vestido. Tiene una camisa que lleva arremangada y unos jeans gastados que le quedan perfectos. Noto que no viene solo.
¿Quién es esa?
-Barbie, corazón. ¿llegaste recién?- Helena abraza a una morocha-cuerpo perfecto que viene de la mano de Ignacio. Tiene casi su misma altura, lo que es decir mucho. El pelo largo, negro y sedoso parece salido de una propaganda de televisión. Sus jeans super ajustados (mucho mas ajustados que los míos) y un sweater liviano rojo resalta cada parte de su muy curvilíneo y perfecto cuerpo. Estoy anonadada y me siento terriblemente baja de repente.
No puedo creer que eso sea su novia. Bueno, en realidad si lo creo. Son como el uno para el otro. Ambos hermosos. Tanta belleza junta hace difícil de verlos, es como mirar al sol.
-Buenos días Helena. Igna me lleva hoy al colegio por eso vine para acá.
¿Igna?
Estoy asqueada de repente y no tiene nada que ver con la comida.
Hasta su voz parece salida de otro planeta. Todo grita belleza
-Sentate entonces querida, desayuna con nosotros. Creo que no conoces a Roma, es mi hijastra y ahora va a vivir en esta casa.
¿Qué digo?
Asiento como dando un saludo pero la verdad es que no se ni que estoy haciendo.
-Claro, Igna me dijo que había una nena en la casa, un gusto conocerte Roma. Ingrid debe de estar contenta.
¿Nena?. Idiota. ¿es así como Ignacio y Sebastián me ven?