Capítulo 13. Corre hacia mí. Corre de mí parte 1

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Capítulo 13. Corre hacia mí. Corre de mí parte 1

-¿Y no lo seguiste? ¿Estás loca? – Maite enloquece en medio del comedor. Está hablando tan alto que la mitad de los alumnos comiendo se dan vuelta para mirarla.

-Shhhhh, no se tiene que enterar todo el mundo de mi vida no-amorosa. Claro que no lo seguí, lo pensé pero ¿Qué iba a decirle?- pregunto más a mí misma que a ella probablemente.

-¡No es precisamente hablar lo que tenías que hacer! ¡Roma! Si todo ese cuerpo sexy va a buscarte a tu cuarto y te estampa contra la pared de esa forma, lo menos que podes hacer es seguirlo y devolverle el beso – dios mío, las novelas se les están subiendo a la cabeza, no fue ni tan salvaje ni tan sexy. Ok, si fue sexy, y puede ser que hasta algo salvaje. Trato de recordarlo pero todo pasó tan rápido que pienso que mi mente puede estar jugándome una mala pasada e inventarlo todo.

-No podía, el me grito delante de toda mi familia antes. Papá casi que me da la charla de sexo esta mañana por culpa de el –lamentablemente ese momento no paso tan rápido como mi encuentro con Ignacio. Fue lento y tortuoso. Papá esta intranquilo e incómodo con la perspectiva de que yo pudiera estar saliendo con alguien. Se lo aseguré mil veces y parecía más aplacado pero no lo puedo dar por seguro. No quiero pensar en la charla que tuvo con su hijastro, lo que sea que le haya dicho que se lo aguante. Él nos puso en esta situación para nada cómoda.

-Los hombres a veces pueden ser…un dolor de muela, pero eso no significa que no tenga sentimientos por vos. Deberías haberlo seguido. ¿Dónde está hoy que no lo vi?

-Bueno, esa es la mejor parte. Te vas a alegrar de que no lo haya seguido. Cuando me levante para ir a desayunar esta mañana, ya no estaba. Sebastián dijo que había ido a buscar a Bárbara para ir al colegio – cuento desanimada.

¿Qué era lo que pretendía? No iba a venir y decirme que dejaba a su muy perfecta novia por alguna ilusión perdida que tuvimos en el pesado. Ya no somos chicos y vivimos en el mundo real. Es el hoy. Él está con en ella, y a mi…a mí no se para que miércoles me quiere.

-Ouch amiga, eso dolió. Pero mira el lado positivo, por ahí la fue a buscar para decirle que está completa y perdidamente enamorado de vos y que no puede salir más con ella.

Pongo los ojos en blanco. Maite definitivamente tiene que dejar la sección de romance de la biblioteca…pronto.

-Ok, eso es irreal. Ambos sabemos que son el Rey y la Reina, pero no te desanimes ¿ok?

Asiento. ¿Para qué darle vueltas? No quiero realmente admitir cuanto me importa. Cuanto el me importa. Cuanto significa para mí.

Dios mío. Odio esto. Que alguien te importe significa problemas. ¿Es que nunca aprendo nada? Vine acá decidida a sobrevivir hasta que pueda irme lejos y no pensar en nada ni nadie. Y termino haciendo las paces con mi Madrastra, encontrando una amiga, un casi hermano en Sebastián y un casi-algo-que-no-quiero-clasificar con Ignacio. ¿Qué mierda voy a hacer? Esto no tiene salida por donde lo mire.

-Hablando del Rey y la Reina, no mires a tu izquierda.

Automáticamente lo hago. Decirle a un adolescente que no haga algo es una batalla perdida. El y Miss universo almuerzan a tres mesas de mí. Ella prácticamente está encima de él. Tiene enrollados sus brazos alrededor de sus hombros y está sentada arriba suyo. Casi como yo estaba anoche.

Gimo. Maldito sea. ¿No se podría ir lejos de mi vista al menos?

-¿Queres que nos vayamos? –Maite amaga con levantarse. Está usando jeans y una camiseta, todo negro como de costumbre. Su pelo rubio está perfectamente peinado con una trenza. Tengo que recordarle que me enseñe a hacer eso. Parezco el rey León salido de la película de Disney.

DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora