Eres mi Luna, mi amor, mi vida.... y no me importa que tengas otra Alma Gemela. Yo sabré amarte como ese lobo no puede ni sabe hacerlo.
Porque yo soy tu Sol y tú mi Luna.... aprovecharé la oportunidad que mi padre me brindó para tenerte junto a mí...
(capítulo +18) - puedes saltar el capítulo porque no hay información relevante para la trama.... pero todos sabemos que estabas esperando con ansias este capítulo, así que disfrútalo...
Narra Kaen:
Verla totalmente a mi merced era la sensación más excitante que jamás había sentido en mi puta vida. Su pequeño cuerpo temblaba con cada toque mío, y sus gemidos eran música para mis oídos.
Una vez que había acabado con sus pechos, continué los besos pasando por su abdomen hasta llegar a su sexualidad donde comencé a dar pequeños besos por su mojada ropa interior. La tomé de las piernas y la abrí más a mi, quitándole las bragas en el proceso. Su intimidad palpitaba y ya se encontraba hinchada y perfecta para penetrarla, pero debía ir despacio.
Me saqué mi ropa interior que aun me quedaba dejándome como vine al mundo ante ella, la cual me miraba con bastante sorpresa y deseo en sus hermosos ojos grises.
— Te dolerá un poquito princesa - me acerqué a ella situando mi miembro en su húmeda entrada - ¿lista? - ella asintió con ansias, pero antes de hacerlo abrí el cajón de la mesilla de noche, sacando de él un condón. No quería que quedara aún embarazada, era demasiado joven, y los médicos no recomiendan quedar en cinta a esa edad porque abría riesgos para la madre y el bebe que no había si esperaba dos años más.
Comencé a introducir mi grueso pene dentro suyo notando como una fina membrana se rompía a mi paso. Cuando ya se encontraba totalmente dentro di un jadeo de satisfacción. Se estaba muy apretado ahí dentro, la presión con mi miembro era tal que parecía que estuvieran estrangulándolo. Jamás había sentido algo como esto, de hecho no sabía ni como entró entero.
Dejé suaves besos por su cuerpo sin moverme mientras ella se recuperaba de la intrusión en su interior.
—Muévete - gimió, y solo necesité esa palabra para comenzar lo que tantas ganas tenía de hacer.
Con lentitud empecé a moverme dentro suyo con suaves vaivenes que me estaban matando y torturando de una forma exagerada.
—M...Más rápido - gimió.
Yo obedecía alcanzando el ritmo ideal para mí que nos llevaba a ambos a la locura. Ambos gemíamos sin control mientras yo la penetraba duro y ella me ayudaba a profundizar con sus ágiles movimientos de cadera.
La temperatura de la habitación pareció subir con el calor que desprendían nuestros cuerpos con la fricción.
— Necesito.... m..marcarte - jadeé en su oído.
— Hazlo - me dijo de igual manera haciendo mis movimientos más fuertes y precisos.
Me acerqué a sus labios rozándolos con delicadeza para saborear ese sabor a fresas silvestres tan característico de ella. Jamás me cansaría de olerla.
Me puse a dar suaves besos por su lado izquierdo del cuello. Ahí dejaría mi marca, por lo que con lentitud mis colmillos salieron clavándose en su blanca piel liberando mi esencia en ella, haciéndola mía en cuerpo y alma.
El placer de después de la marca hizo su efecto consiguiendo que mi pequeña princesa me apretara llevándonos a ambos a un intenso orgasmo en el cual acabé sumamente cansado pero muy feliz de tenerla solo para mí.
— Eres toda mía.
— Toda tuya - sus palabras me pusieron más que feliz, acurrucándola sobre mi pecho mientras nos tapaba la desnudez con las sábanas.
Aura estaba muy cansada y se durmió al segundo, cosa que es normal debido a la marca, por lo que quedó inconsciente al poco tiempo de eso. Yo me quedé un rato más contemplándola mientras descansaba tranquilamente sobre mí.
- Es hermosa - dijo Jace
- Lo es, y es nuestra
Antes de caer en los brazos de Morfeo con ella, me quité el condón usado y lo tiré a una papelera cercana a la cama. Ya habría tiempo de dejar a mis cachorros en su vientre, de momento debía asegurarme de que la manada Open Sky no comenzara una guerra.
Pero ahora no era momento de preocuparme por eso, solo por esta noche me olvidaría de todo para disfrutar con el amor de mi vida.
La dí un beso en la frente quedándonos los dos acurrucados y dormidos.
