CAPÍTULO 28 - Sin

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Narra Aura:

Este lugar era maravilloso, las flores cubrían todo lo que mi vista divisaba, el cielo de tonos anaranjados coloreaba mi cara con su calidad, y a pesar de no ser ni de día ni de noche, se podía ver el Sol y la Luna en lo alto del cielo.

A mi alrededor había chicas con tonos verdes de piel y colores claros de pelo, en sus cabezas adornaban hermosas coronas de flores y sus trajes hechos con finas telas de un blanco puro transparentaban todo por debajo y ni ropa interior llevaban.

— Bienvenida - la voz a mi espalda me sobresalto bastante, haciendo que me girara casi al momento. Ante mí se encontraba la misma mujer que ví aquel día en el foso de cuerpos. Sus cabellos rojos estaban más largos y lisos que antes, y sus ropajes le daban un aire de realeza, como si de una reina se tratara - soy Helena Blood - me extendió su mano cordialmente - pero llámame Hele.

— Yo soy Aura... - tomé su mano dándole un cordial apretón - encantada - la sonreí sutilmente, a lo que ella también me devolvió la sonrisa de una manera amable.

— Mi querida niña ha pasado tanto tiempo desde que no te veo - su voz se entrecortaba y de sus ojos, lágrimas doradas se hacían presentes y caían por sus mejillas - estas tan bella pequeña - de la nada Helena se encontraba abrazándome como si me hubiera echado muchísimo de menos.

— ¿Dónde estoy? - esto no parecía un sueño, parecía demasiado real.

— Solo te diré que este ha sido siempre tu hogar - depositó un beso en mi mejilla - Odio tanto a tu madre por apartarte de mi lado - ¿comó?... - da igual - dijo tras quedarse unos segundos metida en sus pensamientos - te tengo un regalo.

Mierda, yo no la traje nada.... aunque ni siquiera se quién es...

— Póntelo - un hermoso collar en forma de luna apareció en sus manos.

Al colocarlo en mi cuello, la pequeña bolita que estaba junto a la Luna, empezó a brillar de un tono azul claro fluorescente

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Al colocarlo en mi cuello, la pequeña bolita que estaba junto a la Luna, empezó a brillar de un tono azul claro fluorescente.

— No te lo quites nunca y estarás a salvo - cogió mis manos entre las suyas de manera fraternal - dime que no te lo quitarás - yo asentí sin saber muy bien de que podría protegerme este colgante.

Ella volvió a abrazarme con fuerzo mientras susurraba cosas inentendibles en mi oído, pero que irremediablemente hizo que un sueño empezara a invadirme.

— Despierta - eso último lo oí como un lejano susurro en mi nuca, pero ya había quedado totalmente dormida.

Una nueva sensación de calidez me abarcó por completo. Unos fuertes brazos me agarraban por la cintura y mitad de espalda para que no me alejara de quien quiera que fuera el responsable.

— ¿Jace? - mi voz salía muy suave, casi era inaudible a oídos humanos.

— Mi amor - sus ojos se abrieron inmediatamente y me abrazó con fuerza juntando nuestros cuerpos lo más posible. Mis pechos se aplastaban contra su duro abdomen y tras unos segundos empecé a notar como su amigo despertaba justo en mi zona sensible, haciendo que un pequeño gemido saliera de mis labios.

— creo que estamos muy juntos - dije intentando apartarme de él un poco, pero él gruñó y aplastó su miembro a mi sexualidad. 

Ambos estábamos en ropa interior, y yo notaba que eso sobraba en estos momentos. Una necesidad de él parecía querer estallar en mí.

— Yo...  - esta sensación me mataba - te necesito...

De un giro, me dejó arriba de él empezando con un beso apasionado del que no quería salir.

— Es la marca - jadeó entre mis labios - esta semana vas a necesitarme mucho.

Me daba igual si era la marca o era que estaba cachonda, pero le deseaba dentro de mi y que se quedara ahí por siempre.

Sus besos me mataban y descendían sensualmente por mi cuello hasta mis pechos mientras masajeaba estos con sus enormes manos. Yo solo gemía bajito echando mi cabeza hacia atrás.

— Oh Dios - uno de sus dedos se encontraba masajeando mi clítoris y se sentía jodidamente bien que lo hiciera. Comencé a gemir más fuerte con ello.

De un momento a otro, ninguno de los dos se encontraba ya con ropa. Uno sobre el otro mirándonos fijamente con nuestros cuerpos acelerados y nuestros ojos brillosos.

De un muy ágil movimiento por mi parte, conseguí dejarlo debajo de mí... quería tener el control en esta ocasión. Así pues empecé a moverme en círculos rozando nuestros sexos de una manera lenta y dolorosamente excitante.

— Necesito..... - jadeó soltando un gruñido.

— ¿Qué necesitas...? - interrogué juguetonamente mientras mordía mi labio inferior.

— Nena por favor... - suplicó con una voz muy ronca y sexy - aaggg...

Le estaba haciendo sufrir y lo sabía, me encantaba por alguna extraña razón oír sus súplicas, me hacía sentir muy poderosa domar a este animal. Pero no quería continuar la tortura, porque a mi también me empezaba a matar este juego previo, así que me levanté sobre mis rodillas que se situaban a cada lado de su cuerpo y posicioné a su amigo en mi entrada, aun sin entrar, esperando a que él me tomara de la cintura para meterla de una estocada.

Y así fue. Cuando notó que no tenía intención de moverme, me agarró con rudeza por mis caderas y bajó mi cuerpo metiendo así toda su longitud en mí. Ambos jadeamos al tocar fondo del puro placer que sentíamos.

— Muévete - me susurró. 

No tuvo que repetírmelo para que empezara a dar pequeños saltos guiados por sus grandes manos que me rodeaban totalmente. Él era gigante comparado conmigo, todo en él era realmente grande y aun no comprendía como podíamos tener sexo sin que me rompiera por la mitad.

Los movimientos aumentaban su intensidad en poco tiempo, y yo ya notaba como mis paredes se contraían cada vez más, presagiando una erupción en cualquier momento.

Jace cambió la posición para empezar a embestirme con más fuerza, desde luego no podría moverme después de esto. Sus expresiones de placer decían que proto también llegaría al cielo. Una Dos Tres estocadas más y ambos explotamos. 

Su líquido caliente recorría mi sistema y me llenaba por completo haciéndome sentir completa.

— Mierda el condón - yo abrí los ojos inmediatamente al escuchar sus palabras. No me sentía preparada para tener un bebé ahora.... - tranquila - acarició mi espalda relajándome con su tacto - tengo pastillas del día después en la mesilla - suspiré con alivio - luego te tomas una y listo - el volumen de su voz se hacía más suave a cada momento, indicándome que al igual que yo, se estaba quedando dormido.

Así que entre la protección de sus musculosos brazos, que me tapaban completamente, me dejé llevar por el sueño quedando acostada junto a él.... junto a mi lobo.


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Mi LUNA.... soy tu SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora