Narra Aura:
—¡Ya llegué! - grité mientras volvía a cerrar la puerta de la entrada con llave.
—Quítate las deportivas o me mancharás toda la casa - respondió mi madre a mi saludo, mientras yo acataba la orden que me había dado, sabía lo mucho que le molestaba que mi hermano y yo ensuciáramos todo a nuestro paso.
Somos un poco guarretes
Una vez en calcetines me dirigí al armario del recibidor que en la teoría, hacía la tarea de albergar abrigos y chaquetas, pero como no teníamos mucho sitio de almacenaje en la casa, también era utilizado para los zapatos, así que saqué mis pantuflas de cerditos rosas con purpurina y me dirigí a la cocina comedor donde estaba mi madre horneando un pollo entero para la cena.
—Ve poniendo la mesa, que en cinco minutos está hecha la cena - pidió mientras me daba un mantel de color azul cielo para que lo colocase en la mesa.
—Voy - acepté el mantel y fui colocando todo en su sitio, desde los cubiertos a los vasos de cristal que me había dejado en la encimera - ¿Y papá? - pregunté mientras daba los últimos retoques a la mesa y ponía las servilletas.
—Está en el jardín trasero, aunque yo que tú no iría, se le ve un poco nervioso estos días, dale un respiro hasta que yo acabe de cocinar - su tono de preocupación era claro en su voz aunque ella quisiera ocultarlo o quitarle importancia, pero solo bastó eso para que se potenciara la idea de ir a ver qué atormentaba la mente de mi padre para estar tan estresado, y además, para que mi pesadísimo subconsciente no me tachara de cotilla, lo convencí diciendo que así dejaría más tranquila a mamá, aunque parecía que ella sabía perfectamente qué es lo que estaba pasando.
Cuando ya todo estaba listo para comenzar la cena, fui en busca de mi padre para que fuera al comedor, y esa era mi excusa perfecta para descubrir qué le sucedía últimamente. Solo tuve que abrir la puerta trasera para verle sentado en una silla de madera vieja con los codos en las rodillas y sus manos cubriendo su rostro, se le veía decaído, nunca lo había visto tan mal, y eso que él normalmente era muy divertido y cariñoso con todos, además de tener la afición de hablar por los codos de cosas insignificantes, como le pasaba a mi hermano.
Pero ahora toda esa energía que le caracterizaba parecía inexistente, estaba furioso, triste y estresado por algo que se me escapaba, pero debía ser algo muy importante para tenerlo así.
—Papá... - me acerqué tímida a él, no quería empeorar la situación en la que se encontraba.
Sus ojos inmediatamente se dirigieron a mí, y pude notar un poco de relajación al verme, me senté en la silla de madera de enfrente suya con la mirada baja.
—Mamá quiere que vayamos a comer - le informé con una voz muy baja para no alterarle.
El se pasó la mano por el pelo y me miró con preocupación mientras forzaba una pequeña sonrisa.
Hubo unos segundos en los que ninguno dijo nada y el silencio entre ambos era tirante, pero entonces mi padre se levantó y tras respirar profundamente, me tendió la mano para ayudar a levantarme, lo que yo acepté encantada.
—No tenemos que hacer esperar a tu madre - me sonrió y juntos nos encaminamos al interior de la casa.
Nada más entrar, vimos que mamá nos esperaba con las manos apoyadas en sus caderas y una mirada fulminante que parecía querer hacerte arder, mi padre y yo nos miramos a los ojos con miedo.
—Llevo diez minutos esperando - puntualizó con enfado - diez minutos - repitió más lento para que se grabara a fuego en nuestros cráneos huecos.
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Mi LUNA.... soy tu Sol
WerewolfEres mi Luna, mi amor, mi vida.... y no me importa que tengas otra Alma Gemela. Yo sabré amarte como ese lobo no puede ni sabe hacerlo. Porque yo soy tu Sol y tú mi Luna.... aprovecharé la oportunidad que mi padre me brindó para tenerte junto a mí...