CAPÍTULO 19 - A salvo

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Narra Aura:

Una suave y calentita tela me cubría el cuerpo. Se sentía cálido y reconfortante, como cuando me quedaba dormida abrazada a Cam por las noches.

Notaba mi cuerpo pesado, al igual que mis párpados. No podía moverme del acolchado lugar en el que me encontraba. Pero estaba segura que no era el frío bosque en el que caí inconsciente. Tal vez aquella voz vino por mí. Tal vez era mi Cam... mi hermano... al que confiaría mi vida sin dudarlo... mi protector ante el peligro.

Lo necesito tanto...

Intenté moverme pero al hacerlo una punzada de dolor en la cabeza se hizo presente presente impidiéndome continuar con esa idea. Un gemido de dolor salió de mis labios al volver a la posición inicial en la que estaba momentos antes.

—Aura - una voz masculina se hizo notar en la habitación en la que me encontraba - ey, hermosa - aun no tenía fuerzas para abrir los ojos, pero extrañamente una enorme paz me recorrió el cuerpo con su melodiosa voz.

Un cosquilleo sutil por mi mejilla derecha hizo que me diese cuenta de que fuera quién fuera, me acariciaba con muchísimo amor el carrillo. Pero era tipo de amor diferente, no al que estaba acostumbrada con Cam y mis padres.

Otro quejido de dolor salió de mi, cuando volví a intentar moverme. Deseaba con ansias ver a la persona que me regalaba este maravilloso momento.

—Tranquila, aun estás muy débil como para moverte - su mano no dejaba de acariciarme cariñosamente - solo descansa bella flor.

Y eso hice, me relajé tanto que me dormí a los segundos, perdiéndome entre su toque y las suaves mantas alrededor mío.

(...)

No fui consciente del tiempo, no me preocupé siquiera por donde me encontraba o con quién estaba, solo me concentré en mi lugar feliz. Mis sueños eran una especie de refugios contra todo lo malo que te puede suceder en el mundo. Como si de un bunker se tratara. Y esta no iba a ser la excepción a la regla.

Se siente tan bien no preocuparse de nada de lo que ocurra en la realidad, que ser la Bella Durmiente me parecería una bendición más que un castigo.

¿A quién no le gusta dormir?...

Pero por mucho que me encantase, debía descubrir donde estaba, y sobre todo y más importante... ¿Quién era el chico de antes?, no me lo podía sacar de la cabeza, y no entendía el porqué, ni siquiera lo había visto, solo había escuchado su voz.... Una ronca, masculina y penetrante voz que emanaba sensualidad y poder. Me sonaba muchísimo su voz... pero,¿de qué?.

Me dispuse a moverme nuevamente y esta vez, por muy asombroso que fuera. No me dolía prácticamente nada, solo tenía un leve mareo. Me senté sobre la maravillosa y enorme cama en la que estaba tumbada. Era digna de un palacio, con un montón de cojines de plumas, un edredón gris con detalles en plateado brillante, y un hermoso dosel de cuento de hadas.

Debo seguir soñando...

Pero ahí no acababa todo. La habitación era inmensa, la cama ocupaba la posición central con una aterciopelada alfombra negra debajo de esta que hacía que el gris resaltara más de lo que ya lo hacía. Muebles blancos con molduras sencillas se encontraban también en el cuarto. Y por si eso no era suficiente dos puertas blancas que supongo llevarían a un baño y un vestidor que teniendo en cuenta el nivel de todo esto, podría apostar que pequeño no era precisamente.

Menudo dormitorio... esto es como mi casa entera...

Podría seguir investigando, pero preferí descubrir que había tras la última puerta. Era más grande, formada por dos puertas blancas a juego con las del baño y vestuario.

Mi LUNA.... soy tu SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora