CAPÍTULO 23 - El Trato

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Narra Aura:

Todo esto era realmente hermoso, pero no era mi sitio. Mi hogar no era este, es con mi hermano y mis padres en mi pequeña pero maravillosa casa, con mi mejor amiga Anna y todos los demás. No es que no estuviera agradecida por que me rescataran, sino que había abusado mucho de su tremenda hospitalidad, y era hora de ir regresando a donde pertenezco.

Solo esperaba que me ayudase en una última cosa antes de marcharme, y deseaba que así fuera, porque no sabría ni por donde empezar si lo empezara yo sola.

Llevábamos ya bastante rato sentados, y yo sabía que debía de decirle esto cuanto antes, por lo que me giré para mirarle de frente, él al verme hizo lo mismo.

— Yo... agradezco mucho todo lo que has hecho por mí, pero no deseo abusar de su generosidad - comencé - solo quiero volver a mi hogar y si es posible, que usted me ayude a encontrar a mi hermano - mi voz se iba haciendo más baja a medida que continuaba - él debe estar buscándome.

—¡No puedes irte! - su desesperación clara en su rostro - ¡No me dejes mi Luna! - cogió mis manos entre las suyas para comenzar a acariciarlas - Te necesito - susurró con ojos aguados.

Yo no sabía que responderle, una parte de mí me suplicaba que me quedara a su lado para siempre, y la otra me pedía a gritos buscar a mi familia y ponerlos a salvo.

—Te explicaré lo que ocurre - yo asentí sin comprender muy bien a que se refería exactamente - tú eres mi mate, mi amor, mi vida, la Luna de esta manada, y por eso no puedo dejarte ir, eres mi todo - sus palabras calaron en mi pobre corazón, sus palabras era de las más sinceras que había oído.

—Yo.... soy humana, ¿Cómo puedo ser tu mate? - los humanos no podían ser las almas gemelas de seres naturales, esa era una ley impuesta por la Diosa Luna - eso es imposible.

— No lo es - se debatió mentalmente en que decir - eres mi mate, yo te amo, y no puedo perderte - sentenció - debo protegerte, por eso debes quedarte aquí.

—Mi familia -empecé - ellos deben estar preocupados... yo... - se me trababa la lengua y no sabía muy bien cómo continuar mi frase, las palabras se atragantaban en mi boca.

— Aura - su mirada fue directa a mis ojos, mientras estos denotaban lastima hacia mí - mientras estabas secuestrada, fui a tu casa para hablar con tu familia - lo siguiente que dijo rompió mi pobre corazón en milo pedazos - tus padres murieron en el ataque al pueblo - mi cerebro se encontraba en shock... ellos no podían estar muertos.... yo los necesitaba, no podían abandonarme, PROMETIERON NO DEJARME NUNCA.

Una lágrima tras otra caía de mis ojos, todo lo veía borroso por el agua. Mi corazón se oprimía y parecía querer estrangularme, el aire me faltaba, los oídos me pitaban. Y entonces caí... Mi hermano, él no estaba muerto, de eso estaba segura.

—Mi hermano - susurré muy bajito - él está vivo, ayúdame a encontrarlo por favor - le estaba suplicando con todo mi ser, él era mi única esperanza de encontrarlo - lo necesito...

Y era cierto, él tenía algo que producía que entre sus brazos quedara profundamente dormida, él me daba paz y me protegía siempre. LO NECESITO... yo le quiero, es mi hermano, pero ante todo es mi mejor amigo, y lo amo por ello.

—De acuerdo, pero yo iré a buscarlo, tú debes quedarte aquí - me acarició la mejilla mientras con el pulgar quitaba mis lágrimas con sumo cuidado - prométeme que si lo traigo contigo, tú no te irás de mi lado - yo asentí estando de acuerdo con ese trato, a lo que él me sonrió con felicidad.

De un momento a otro me encontraba abrazado a él, su abdomen era duro y musculoso, estaba segura de que tenía unos buenos abdominales debajo de la ropa. Sus brazos también eran sumamente duros y grandes. Su cuerpo me cubría por completo, y eso me daba una inmensa sensación de protección. Me acurruqué en su pecho dejándome llevar por la maravillosa sensación de calidez que aportaba.

Mi LUNA.... soy tu SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora