VIII

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—Sí, hay uno: Arsenio Lupin.
—¿Por qué?
—¿Por qué? Porque él no piensa solamente en el robo que realiza, sino
también en todas las circunstancias que podrían denunciarle.
—Al principio usted se mostraba más confiado.
—Pero luego yo le he visto en acción.
—Entonces, ¿según usted…?
—Según yo, perdemos el tiempo.
Y en realidad las investigaciones no daban resultado alguno, o, cuando
menos, el resultado que dieron no correspondió al esfuerzo general: al
capitán le robaron su reloj.
Furioso, el capitán redobló su ardor en las investigaciones y vigiló aún
más de cerca a Rozaine, con el cual ya había celebrado varias
entrevistas. A la mañana siguiente, por una graciosa ironía, el reloj
desaparecido fue encontrado entre los cuellos postizos del capitán de
segunda clase.
Todo ello tenía un cierto aire de prodigio y denunciaba bien a las claras
el estilo humorístico de Arsenio Lupin, el ladrón, es verdad, pero
también diletanti . Aquél trabajaba por gusto y por vocación, cierto es,
pero a la par por divertirse. Daba la impresión del caballero que se
divierte con la obra que tiene que representar y que desde entre
bastidores se ríe a mandíbula batiente de sus propios rasgos de ingenio
y de las situaciones que él ha imaginado.
Decididamente se trataba de un artista en su género, y cuando yo
observaba a Rozaine, sombrío y obstinado, y meditaba en el doble papel
que ese curioso personaje estaba sin duda representando, no podía
hablar de él sin una cierta admiración.
Mas la antepenúltima noche el oficial de guardia oyó lamentos que
provenían del lugar más oscuro del puente. Se acercó. Allí había tendido
en el suelo un hombre con la cabeza envuelta en un mantón gris muy
tupido con los puños amarrados con ayuda de una delgada cuerda.
El hombre fue liberado de sus ligaduras. Le ayudaron a incorporarse y
le fueron prodigados los oportunos cuidados.
Ese hombre era Rozaine.
Era Rozaine, que había sido asaltado en el curso de una de sus
expediciones, derribado a tierra y despojado del dinero que llevaba

Arsenio Lupin, caballero ladrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora