Capítulo 3

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Abril


¡Guau! ¡Qué bonita era Berlín! O eso podía ver desde la ventana del hotel.

Porque claro, el día de antes de la gala no podía salir de mi habitación. Suficientes altercados había sufrido ya esta ciudad a lo largo del último siglo como para darle otro más.

Y no pude aburrirme más. Pero bueno, sabía a lo que venía. Desde que llegué, había estado tirada en la cama viendo el móvil o leyendo. También había llamado a casa para decir que estaba bien y que todo iba correctamente y según el plan. Y cuando miraba al reloj, no estaba segura de si quería que siguiera corriendo para que llegara ya la gala, o que se detuviera para evitar los posibles problemas que podían conllevar mi aparición estelar.

Supongo que este es el lado malo de la fama. Ese que yo había esquivado con mi deseo de mantenerme en el anonimato. Y ahora tenía que ponerme de cara al asunto. 

Así que se me ocurrió ir grabando un vlog. Al fin y al cabo, en cuanto pusiera pie en la gala, mi cara daría 30 vueltas a la Tierra como mínimo. Así que podría ir practicando delante de la cámara cómo sería eso de enseñar mi cara, para que no sea tan a pelo cuando me enfoquen todos. Ademáas, podría enfocar un vlog a modo de "documental". Esta era una oportunidad para por fin sincerarme con mis seguidores y darles una explicación, y compartir con ellos un poco este proceso.

Y bueno, solo iba a enseñar mi cara. Tampoco es que fuera a desvelar todo todo de mi. Había pensado en que todavía no iba a desvelar que era española y que seguriía interactuando con todo el mundo en inglés. Mejor que no fuera todo de golpe. Iba a dejar que mis seguidores se asomaran un poco a mi vida de verdad, y supongo que no iba a pasar nada. ¿Verdad?

Dios... cuanto más pensaba en eso, más ganas de vomitar me daban.

Pero lo hecho, hecho está. Ya estoy aquí y no hay vuelta atrás.

Apoyé la cámara en donde se viera un buen cuadro. Me senté en la cama, respiré hondo y empecé a grabar.




Llegó la hora de cenar y salí de la habitación para dirigirme a la cafetería a por un sandwich de máquina.

Conforme avanzaba por el pasillo en busca del ascensor, comencé a escuchar unas voces que estaban armando jaleo. ¿Qué estarían haciendo? Buen país habían elegido para liarla. Sinceramente, los alemanes eran gente muy seria y formal y seguro que los irían a echar como siguieran así.

Me iba acercando a las voces, así que fui aminorando la marcha por si acaso. Me asomé a la esquina que debía girar para ir con cuidado y...

¡PUM!

Solté un pequeño y breve grito. Alguien había chocado conmigo y me iba a caer al suelo de culo.

Pero me agarraron por la espalda con los dos brazos y me atrajo a sí con firmeza. Mi cara se topó de frente con la persona que de el me había salvado de una caída segura quedaron tan cercanas que nuestras narices y respiraciones rozaban.

Volví a sentir el escalofrío.

Y unos ojos verdosos preciosos me sostenían la mirada. Esa mirada... Yo, quizás la había visto antes.

Nos quedamos así por lo que pensé que fueron horas, allí, agitados y mirandonos, y cuando me quise dar cuenta, le reconocí y puse cara de sorprendida.

¡Otra vez Rubius!

¿Pero es que este hombre quería matarme a base de golpes?


Caprichos del destino (ElRubius y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora