Capitulo 4

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Era noche cerrada en la ciudad. Millones de luces parpadeantes brillaban a mi alrededor. Su gente, su ambiente, todo me transmitía paz en aquel entorno que hizo tanto por mi sin apenas estar vivo. No. Eran las personas quienes le daban vida a Tokyo. Casi tanta que a mi me dio un poco de la suya, lo suficiente como para volver casi a nacer.

Pero, ¿me la daba la misma ciudad? No. Era un chico, que llevaba una sudadera a cuadros de colores vivos y aquellos pantalones caídos y vaqueros con unas deportivas a juego, quien venía hacia mi, hacia un cruce de calles en el que los coches y las personas nos traspasaban sin inmutarse de nuestra presencia, haciendonos incluso cosquillas. El chico llegó, pero no podía verle con exactitud; solo su ropa y sus bellos ojos verdosos. Me miraba con intensidad.

"Vuelve a tocarme la cara" le pedía mentalmente.

Y como en nuestro encuentro, acarició mi mejilla. Cerré los ojos y disfruté del escalofrío cálido que recorrío mi cuerpo. Entonces, dejó de hacerlo y cogió mi mano, poniendo aquel collar en mi mano. Bajé la mirada hasta mi mano, y al abrirla un brillo me cegó por unos instantes. La pequeña estrella brillaba. Era el pedazo de vida que me había regalado aquel chico y que me hizo renacer.

Alcé la mirada para darle las gracias. Pero aquel chico ya no era tal y como lo recordaba...

Era igual que... No: ERA Rubius

Me desperté agitada pegando un salto. Me sentía un poco ahogada. Menudo sueño.

Cuando me encontré mejor, me senté mejor. Me di cuenta de que me había quedado dormida. Miré a mi alrededor. Todavía la habitación era oscura, pero por la ventana me di cuenta que unos ligeros rayos de sol empezaban a salir por el este.

Miré mi reloj. Eran las 6:30. A las 7 abrían el comedor para ir a desayunar. Tenía el tiempo suficiente para darme una ducha fría y espabilarme.

¿Cómo podía haber soñado con aquello? Mi mente me jugaba malas pasadas. Solo era la manifestación de mis deseos de ver a aquel chico. Pero eso no tenía que hacer que cualquier chico que se pareciera minimamente a él me afectara tanto.

Tenía el pelo un poco más alborotado y desaliñado de lo normal, pero preferí lavármelo después, cuando me preparase para la gala. De momento, me haría un semirecogido, con dos mechones a cada lado de mi pelo recogidos por detrás, dejandome otros dos pequeños que me colgaran a ambos lados de mi cara. Peiné mi flequillo y me puse ropa de vestir: una camiseta azul oscuro de media manga de cuello de barco, unos vaqueros azul celeste con una chaqueta fina de cuero y unos botines del mismo color con cinturones. Y como siempre, me puse mis collares. Entre ellos el más especial.

Cogí mi móvil y me lo guardé en mi chaqueta. Salí de la habitación y me dispuse a bajar.

Por el camino pasé por la habitación de los youtubers y me paré delante de su puerta. ¿Debería de haberles esperado? ¿O estarían dormidos?

Decidí coger el móvil y escribirle un mensaje a Rubius.

        MeryKelly: Breakfast time! Hora de levantarse :)

-En un minuto, ví como se conecto, el doble check se puso azul y luego Rubius se desconectó. ¡Que rabia me daba eso! ¿Por que no contestaba la gente si saben que podemos saber que lo habían visto?

Puse los ojos en blanco e iba a comenzar a andar cuando su puerta empezó a abrirse cuidadosamente. De ella asomó Rubius. Iba a saludarle, pero él se llevó el dedo a los labios. Le obedecí y él cerró completamente sin hacer apenas ruido. Se dirigió a mi con las manos en señal de perdón.

- Perdona - me dijo - La cosa es que hemos trasnochado y ellos dicen que quieren dormir para estar bien despierto esta noche.

- Oh, vaya. - carraspeé para recordarle a mi cerebro que tenía que hablar con acento extranjero. -¿Y querías dormir tu también? Lo siento...

Caprichos del destino (ElRubius y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora