Capitulo 13

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Rubius

Estaba en un bar diviertiéndome con mis amigos. Era una fiesta, y una fiesta no era fiesta sin bebida. Estabamos todos hasta arriba pero éramos felices y lo que importaba era pasárselo bien.

En un momento dado, unas chicas vestidas con pequeños y ajustados vestidos se acercaron a nosotros. No podía verles las caras; solo los cuerpos y el pelo. Cada una se fue con uno de nosotros, y la que me fijé que era la más guapa, se acercó a mi.

A pesar de tenerla tan cerca, seguía sin poder distinguir algun aspecto de su cara. Me cogió de la muñeca y me llevó hasta los baños. Allí, cerró la puerta de uno de los lavabos con pestillo y me sentó. Estaba poniendome a mil cuando se quitó el vestido, pero ahora no podía verle nada, ni los pechos ni cualquier otra cosa, ni siquiera el ombligo. Toda su imagen era un completo borrón y solo podía ver sus movimientos. Se agachó delante de mí y me bajó los pantalones. Os podeis imaginar qué pretendía hacer, y yo también, así que decidí echar la cabeza hacia atrás y disfrutar del momento. Era tan placentero... Aquella chica se movía de tal manera que me hacía perder la cabeza, y me hacía sentir como nunca antes me había sentido.

Y solo una chica podía hacerme sentir así.

Abrí los ojos y la miré. Ahora sí que podía verla.

Era Mery.

Me desperté de un susto. Estaba agitado y sudado, pero inmóvil. ¿He soñado con lo que yo creo que he soñado?

Abrí mejor los ojos y comencé a recordar. Estaba en el hotel de Granada. Había venido a ver a Mery y habíamos pasado el día juntos y le pedí que durmiera en mi habitación. Pero, ¿dónde estaba ella?

Noté que mi cabeza estaba apoyada en algo duro pero lo suficiente como para parecer cómodo, y un olor a champú de frutas me llegaba a la nariz. Levanté con cuidado la cabeza. Habíamos estado durmiendo en la misma cama y, después de lo que pasó con su ex, esperé a que ella se durmiera para asegurarme de que estaba bien. Y a partir de ahí no me acuerdo de nada. Había dormido con la cabeza apoyada en la de ella y había extendido mi brazo para que mi mano llegara al otro lado de la cara de Mery. Por lo demás, simplemente estaba tumbado junto a ella, que dormía plácidamente con una pequeña sonrisa en la cara. ¡Qué monada!

Nunca pensé que cuando fuera a un hotel con una chica no me llegaría a acostar con ella. Pero, como siempre, Mery vino para romper todas mis reglas.

Me quise levantar para ver qué hora era, pero un brazo sobre mí me lo impidió. Era su brazo. ¿Cuándo lo había colocado ahí? Me daba cosa moverme por si se despertaba y quise permanecer allí con ella un tiempo porque verla dormir era todo un espectáculo, pero mi móvil comenzó a vibrar.

Con muchísimo cuidado aparté su brazo y conseguí no despertarla. Fuí de puntillas hasta donde estaba sonando el móvil. Era Mangel.

- ¿Qué quieres? -dije en voz baja.

- RUBIUUUH, ¿ONDE COHONEH EHTÁH? -la voz fuerte de Mangel me hizo quitar la oreja del móvil. Me encerré en el baño para hablar más fuerte.

- Que puedo oirte sin que grites, subnormal -le regañé-. Estoy en un hotel cerca del sitio este donde la gente hace botellón...

- Zii ya sé onde éh. Mira, voy en un taxi de camino. Ehpérame en la entrada, cariño.

- Allí estaré, amor mío.

Y le colgué. Qué gilipollas éramos.

Salí del baño y me fui hacia la cama. Mery ya estaba despierta, sentada con las rodillas flexionadas, tenía el pelo un poco alborotado y miraba por la ventana envuelta con las sábanas de la cama. La luz del sol le daba en la cara y sus ojos brillaban como si tuvieran magia. Era tan bello que decidí esconderme antes de salir y le hice disimuladamente una foto con el móvil. La guardé en archivos ocultos.

Caprichos del destino (ElRubius y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora