Me había leído los apuntes una y otra vez y no me había enterado ni de lo que iban.
El mes de junio pronto entraría dejando atrás a mayo y eso era sinónimo de exámenes. Dentro de 3 semanas tendría los exámenes finales y por fin harían honor a su nombre. No entendía por qué se llamaban finales si luego comenzaría un nuevo curso y volveríamos a tener más examenes. En mi caso, era los últimos, los definitivos, y no volvería de nuevo a sentarme en filas de uno a escribir y contestar preguntas bajo presión para que evaluen tu aptitud.
Pero los exámenes finales de un alumno del último año de carrera no solo significaban la libertad eterna. Detrás de ellos había un jefe sentado en un trono de espadas como en la serie Juego de Tronos que era el que al fin y al cabo decidía si tus 4 años de formación habían servido para tu preparación a un futuro trabajo: el FTG, o lo que es lo mismo, el Trabajo fin de grado. Tenías de exponer un tema delante de los altos cargos de la facultad y gente de renombre el último día; boníta forma de acabar. Mentalmente quería concienciarme de que no debía de tomarmelo como si yo fuera la inferior a ellos sino como una forma de hacerles ver valientemente que podías llegar a donde ellos estaban y ponerte a su nivel, pero igualmente intimidaban lo suficiente para hacerte sentirte pequeño,
Me tumbé en la cama dejando los apuntes a un lado. En el fondo sabía que ese monstruo no era lo único que me preocupaba.
Había pasado una semana del meeting youtuber. Recuerdo que tuve que estar como unas 2 horas encerrada en el lavabo porque me había dado cuenta que los youtubers españoles habían comprado billetes de mi mismo avión y por mucho que me disfrazara podrían pillarme. Así que tuve que adelantarme a ellos para cancelar mi vuelo y tomar el siguiente.
Durante mi estancia junto al váter y el vuelo de regreso con escala en Madrid, he estado pensando en cómo dar a conocer de una vez mi nacionalidad. Ahora me pareció tonto haber escondido aquello. Quizás ese pensamiento era señal de que ya me daba igual lo que pudieran decir o pensar aquellas personas, pero ¿realmente era esa la razón? Por mucho que quisiera hacer creer a mi mente de esa mentira, Rubius seguía ocupando un lugar demasiado relevante en ella. Mis mejillas se volvían a ruborizar cuando recordé aquel roce de nuestros labios sin querer, pero una sonrisa picarona nació de mi boca a la vez que me mordía el labio con los dientes. Cuando estuvimos en la terraza del hotel, de verdad que quería llevarme algún recuerdo suyo, pensamiento quizás forzado por el miedo a no llevarme nada de mi chico de Japón, y no sabía exactamente si quería un beso pero... así ocurrió.
Y no sabía si estar contenta por ello, porque no podía evitar que mi corazón se acelerara, o acusar a aquello del causante de que ahora Rubius no me hablara. No había vuelto a mandarme ningún mensaje ni me daba señales de vida. A veces miraba sus tuits y ponías sus divertidas tonterías como siempre había hecho. ¿Qué le pasaría? ¿Le daba vergüenza volver a dirigirme la palabra por lo que pasó o eran otro tipo de intenciones las que tenía conmigo? Después de ver un poco lo que era capaz de hacer no me sorprendería ninguna razón... Había pensado muchas veces en hablarle yo primero pero, desde que volví, los preparativos del video y de los múltiples trabajos universitarios (individuales o grupales) me mantenían ocupada... Eso o es que a mi tambien me daba vergüenza hablar.
Y dejando las rayadas mentales sobre mis verdaderas razones para sacar a la luz esta verdad tan esperada y demás, ideé un plan. Se me ocurrió un pequeño juego y, como de costumbre, utilizaría mi mejor arma: la música. Me propuse componer y presentar a mis seguidores en 4 videos 4 canciones, cada una cantada en un idioma y uno de esos idiomas era mi lengua materna y la que delataba mi orígen. No he compuesto esas canciones en una semana, claro; he de confesar que tengo como especies de ensayos de canciones sin acabar o que necesitan corrección o simplemente canciones resultantes de improvisaciones cuando necesito acariciar las cuerdas de la guitarra como si fuera una necesidad biologica. Encontré anotaciones de una canción en alemán, un par en francés, unas cuantas en español y millones en inglés. Las completé, las perfeccioné y las grabé en un simple video cantandolas desde mi habitación sentada en un taburete delante de la cámara. Lo subí hace un par de días y formé un auténtico revuelo. Billones de comentarios me llegaban cada uno con su teoría y pocos acertaban, no se por qué. Al final del video dije que el día antes de que empezara con los exámenes revelaría mi identidad haciendo un video tag que también he querido grabar siempre pero por mis anteriores temores nunca me he atrevido hablando en mi idioma. En verdad estaba emocionada.
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Caprichos del destino (ElRubius y tu)
Fiksi PenggemarLuces, destellos y una multitud caminando a toda prisa. Sonidos y voces que ensordecen el centro de Tokio. Carteles luminosos que ciegan la oscuridad de la noche. Gente caminando hacia todas partes. Soldados con pasos firmes yendo de un lado a otro...