Capítulo 9.

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Estamos Evan y yo acostados leyendo, el lee mí libro mientras yo leo el que me regalo. Lo he observado un par de veces mientras lee, me hace sentir una sensación muy agradable que le interese mí libro.

—¿Vas a seguir mirándome? — Me pregunta con la vista en el libro.

—¿Eh?

—Has estado mirando cada rato — ahora sí me observa sonriendo — ¿Quieres que terminemos lo de la cocina?

Automáticamente me pongo colorada —¡No!

—¿Segura? — muerde su labio.

—No... — mis ojos siguen en esos tentadores labios, reaccionó — eh...¡Si!

Miro esos grandes ojos azules, él también me observa. Soltando un suspiro deja mi libro en la mesita que está al lado suyo. Tragó saliva al ver que se acerca a mi como presa.

Toma el libro que tengo en mis manos, aprovecha para tocar mis manos con suavidad y lo coloca con el otro. Sin darme tiempo a reaccionar acorrala mí cuerpo posicionándose encima mío.

Ambos nos observamos unos segundos y apoya sus labios sobre mí boca con delicadeza, sin ponerme a pensar le sigo el beso tomando sus mejillas. El beso se vuelve duro y posesivo.

Me gusta.

Este hombre sí que sabe besar.

Sus manos acarician mi cuerpo y me obliga abrir mis piernas, gimo al sentir como se frota contra mí. Con todo el esfuerzo me separó de él.

—Espera — le digo mientras recupero el aliento — Evan — me quejo al sentir como vuelve a empujarse contra mí. Intenta volver a besar, pero niego.

—¿Qué pasa?

Levantó un poco mi espalda y quito el bolígrafo que me lastimada, lo colocó en la mesita y vuelvo a mirarlo.

—Era eso. — Asiento, dejándome desconcertada sale de encima mío.

—¿Evan? — apoyo mis codos en la cama.

—Párate — ordena, estira su mano para que la tome confundida lo hago. Me acaricia la mejilla como si fuera de porcelana — quiero que te desnudes.

—¿Qué?

—Me oíste bien. Desnúdate.

Mi cuerpo vibra, esos ojos como el cielo me observan esperando que acate su orden. Suelto un suspiro y doy un paso atrás. Me quita la remera mientras me mira a los ojos, su mirada viaja hacia mis pechos donde un sujetador rojo prohíbe verlos por completo. No sé de donde saco valentía, pero llevo mis manos hacia mi espalda y me lo quito lentamente mirándolo. No pierde ningún detalle.

—Mierda. Sigue — demanda con la voz ronca. Llegó al botón de mi pantalón y lo desabrocho, una vez que me lo saque lo vuelvo a mirar — todo.

Trago saliva y me quito la última prenda quedando desnuda. Mis mejillas están más rojas como jamás las tuve, no deja de ver cada parte de mi cuerpo, me abrazo a mi misma, la valentía que tenía se está esfumando.

—Eres perfecta — gruñe y quedando frente mío, las yemas de sus dedos recorren mi brazo, al sentir esas caricias tan cálidas hace que mí piel se estremezca — ton corps est une tentation. (Tu cuerpo es una tentación)

Retrocede y hace el mismo procedimiento que hice yo, desaparece su pantalón y mirándome a los ojos se quita su bóxer negro. Mi mente no quiere que mire ahí, pero mis ojos pecadores lo hacen.

Sin palabras.

Desnudo camina los cortos pasos que nos separa y me alza de las caderas recostándome en la cama. Fijo mi mirada en su trabajado six pack y no puedo evitar pasar mis dedos suavemente sobre ellos haciendo que Evan gruña.

—Seré gentil esta vez — me informa abriendo el cajón de la mesita donde saca un preservativo, sin desviar la mirada miro como se lo coloca en su ancho y grueso miembro — ábrelas.

Abro mis piernas un poco y su miembro se frota en mi húmeda vagina, suelto un jadeó. No soy virgen, he tenido dos veces en mi vida relaciones íntimas.

Entra de una manera placentera, araño su espalda y suelto un quejido bajo. Sus movimientos son lentos, me llevan a la perdición. 

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EmilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora