—¡Astrid! — Exclamó emocionada y sorprendida — No sabía que venías.
—Te quise dar una sorpresa — me contesta abrazándome.
—Tenemos mucho que hablar — le digo al ver cómo sus dos mates la miran con posesividad.
—Ma belle, nosotros vamos a estar en el despacho por cualquier cosa. — Evan me da un casto beso cuando me separo de Astrid. Asiento sonrojada.
Cuando ellos tres se retiran a hablar cosas de hombres, jalo de la mano a mi amiga y la llevó a la cocina.
—Hice galletas con mi suegra.
—Huele delicioso.
Nos acercamos frente a la mesada donde unas galletas de chispas de chocolate están puestas en una bandeja, Laura se encargó de hacer la masa mientras yo las cocinaba en el horno. Astrid toma una y le da un mordisco.
—Saben muy bien.
Sonrió. Laura tiene una gran mano para la cocina.
—¿Qué tal me veo? — inquiere, mí suegra entrando a la cocina con un vestido negro apretado al cuerpo y unos tacones del mismo color — Oh ¡Hola! Tú debes ser... ¿Astrid?
—Si, un gustó conocerla.
Laura se acerca a ella y le da un beso en la mejilla.
—¿Para dónde va? — le pregunto, se ve muy bonita.
—Tengo una cita. ¿Me veo bien?
—¿Te sonrojaste? — se toca las mejillas espantada.
—Juntarte con Emily le hace mal. — ambas ríen y blanqueo mis ojos —. se ve hermosa.
—Gracias querida. Bueno, me voy. Deseenme suerte.
—¡Suerte!
Nos tira un beso y se va.
Mientras Astrid preparaba el café para cada una, colocó las galletitas que no termine de sacar de la fuente en un plato para llevarla a la mesa de afuera. Hace un hermoso día para estar adentro.
Nos sentamos una vez que todo está listo, mí mirada viaja a su cuello dónde un collar de una flor azul sobresalta.
—Me encanta tu collar.
—Gracias. Los chicos me lo regalaron. — sonríe.
—Así que, ¿Los aceptaste?
—Mejor no hablemos de eso, ¿Cómo te lo pidió?
—No me cambies de tema. — Tomó una galleta, la escuché bufar —. anda, dime soy tu amiga.
—Meacosteconellos.
—¿Eh? — levantó una ceja.
—Me acosté con ellos.
—Wow.
—¿De que te sorprende? Si ya sabías que lo iba a hacer.
—Si. —Trago saliva —. pero no tan rápido.
—Mira quien habla la que se va a casar.
Bien jugado.
—No tengo nada para argumentar. — ambas reímos — ¿Y si sentiste algo?
—No, no sentí nada.
Estoy segura de que miente.
Evan me hizo sentir completa y por lo que me comentó a todos les pasa lo mismo. Es como si dos partes que estaban separadas se juntan para formar uno solo.
Me está mintiendo en la cara.
—Esta bien. ¿Entonces cuál es el siguiente paso?
—Irme. Ya se donde aparecimos — aparta la mirada mirando hacia los árboles — solo tengo que buscar la forma de llegar.
—¿Entonces esta es nuestra última vez juntas?
No quiero que se vaya, pero no puedo ser egoísta. Si ella cree que su felicidad es volver a nuestro mundo no me queda de otra que apoyarla.
—Ay,no — se levanta de la silla y se acerca a abrazarme al ver mis lágrimas deslizarse — sabes que me quedaría, pero si no vuelvo ahora será más difícil. Entiéndeme, tengo una vida allá. Sabes desde un principio como era el plan, me acuesto con ellos y después volvería a mi vida anterior.
Apoyo mi frente en su hombro y la abrazo fuerte.
—¿Qué?
Alzó la mirada y sus dos mates están detrás de Astrid mirándola incrédulos.
Oh.
Astrid está quieta.
—Estábamos jugando, es mentira — suelto lo primero que se me ocurre.
—Puedes explicarnos lo que acabamos de escuchar — demanda Alex frío ignorándome.
Los ojos casi rojos de Astrid me pide que los deje solos, culpable asiento y tomo la mano de Evan quien está a mi lado, ambos le damos privacidad.
Es mi culpa.
Si yo no le hubiera preguntado, esto no estaría pasando.
Entramos a la casa, suelto la mano de Evan y me acercó a la ventana que da en dirección hacia donde están ellos hablando o más bien discutiendo.
Me parte el corazón ver a mí amiga sufriendo. No puedo quedarme como idiota mirándolos.
Cuando estoy por salir Evan me detiene.
—Cariño.
—¿Qué?
—No interfieras, ellos tienen que hablar. — mira en la misma dirección que yo.
—Es mi amiga, me necesita.
—Tu amiga se equivocó y jugó con ellos.
—¿Y? Es su vida. — la defiendo. No me agrada como habla de ella aunque se que tiene razón.
Se que estuvo muy mal pero cada uno dirige su vida.
—Es su vida pero no sé juega con los lazos de mates. Un lobo llega a sentir mucho más dolor que un humano, puede llegar a morir.
—Oh, No..No lo sabía.
¡No se olviden de votar! ❤️
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Emily
Werewolf¿Qué pasa si despiertas en la casa de un alfa irresistible y dominante y dice que eres suya, aunque tú no sabes quién es él ni cómo llegaste allí?