Evan me repasa de arriba a abajo con una expresión de asombro, siendo honesta hasta yo estoy sorprendida con mí nuevo aspecto, pareciera otra persona y me gusta.
—¿Me veo bien? — Le pregunto tímida ante su mirada.
—Te ves..¡Joder! — hace que de una vueltita — estas hermosa.
Sonrió. Hoy vamos a tener nuestra primera cita oficial como pareja, fue idea de él.
Me coloque un vestido color blanco pegado al cuerpo, unos tacones que me prestó Laura y estoy maquillada algo sencilla.
—Gracias. — sonríe y me da un casto beso.
—¿Vamos? — me pregunta ofreciéndome su brazo, aceptó encantada.
El viaje al restaurante fue agradable, no hubo un silencio incómodo. Creí que lo que pasó hace una semana me haría sentir incómoda o avergonzada pero no, me siento muy cómoda y feliz.
Llegamos al restaurante que Evan me habló y nos dirigimos hacia la recepción, no es como en mí mundo. Todo es al aire libre, hay mesas separadas con adornos deslumbrantes, muchas luces colgadas, también hay varios teepees abiertos. Es un ambiente muy romántico. Por lo que he observado, nosotros y dos parejas más se encuentran aquí.
—Alfa Black, señorita. Síganme — nos dice un señor con un traje negro.
Empezamos a caminar siguiéndolo, pasamos todas las mesas. Nos detenemos frente a una gran cortina blanca de hilo.
—Su mesa.
Deslizó la cortina y quedó maravillada. Tenemos un teepee más grande y dentro de ese hay una mesa de madera con platos, cubiertos y vasos para dos personas acompañado de velas, y un florero con mis flores favoritas. Algunas almohadas están en el piso y hay una increíble vista al lago.
—¿Qué te parece? — consulta, Evan una vez que el señor se retira para darnos privacidad.
—¡Me encanta! — exclamó. Estampo mis labios con los suyos.
—Tú me encantas. — Besa mí nariz y río —. Sentémonos.
—Por supuesto.
La cena está transcurriendo tranquilamente, hemos hablado de todo, me he reído y sonrojado una incontables cantidad de veces. Ya hemos terminado de comer una rica carne con papas y ahora estamos esperando el postre. Una chica entra trayendo una charola y la destapa una vez que la coloca en la mesa. Son dos copas de frutilla con crema.
Mi favorito.
—¿Puedo hacerte una pregunta? — le pregunto mientras llevo la cuchara a mi boca. Mm.
—Claro.
—¿Por qué estás tan nervioso?
Toda la noche estuvo observando su reloj o se quedó mirándome nervioso.
Veo que se aclara la garganta.
—Bueno. Te invite aquí para proponerte algo. — se toca el pelo nervioso.
Alzó las cejas, incitándolo a que prosiga.
—Ma belle, se que puede parecerte muy rápido — está muy nervioso y por alguna razón yo también — te amo, te amo desde el primer momento en que te vi. Quiero que seas tu la persona que despierte todos los días a mí lado. Quiero que seas tu la mujer a la que tenga el placer de poder llamar esposa — ¿Acaso...? Mis lagrimas comenzaron a descender sin control — Te has convertido en la mujer de mí vida y por eso quiero preguntarte si...¿Te quieres casar conmigo?
El nudo en mí garganta no me deja articular ni una sola palabra.
—Si no quieres está bien. Puedo esperarte.
No se como explicar lo que siento, me tomó por sorpresa.
—Si, si quiero casarme contigo.
No me imagino la vida sin él, cometeré un error si me voy de su lado. Porque sé que él es mi ideal. Es el mismo amor que escribí en mi libro, un amor repentino e irreversible.
Evan sonríe ampliamente y de su bolsillo saca el anillo. Se inca frente mío.
—¿Me permites? — asiento, toma mi mano y me coloca el anillo. Fijo mí mirada en él y me acaricia suavemente la mejilla derecha — Te amo.
—También...Te amo.
Nos besamos en un beso tierno, dulce y sutil.
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