Capítulo 12.

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Siento unos brazos sostenerme con fuerza mientras me remuevo. Me doy vuelta y veo a Evan verme con el rostro soñoliento, su cabello está despeinado. Suelto una risa.

Me da una de sus encantadoras sonrisas.

—Buen día, ma belle.

Me acerco más a él y lo abrazo.

—Buen día — susurro en su pecho. Sonrió al sentir un beso suyo en mi cabello.

—¿Sexo mañanero? — pregunta haciéndome sentir su miembro contra mi abdomen.

Levanto mi cabeza.

—No. Quiero darme una ducha.

—Que aburrida eres. — ríe divertido —. Tendré que usar mi mano.

—¡Evan!

—¿Qué? Es tu culpa que me calientas.

Suelto una carcajada.

(....)

Para: Astrid.

"Hola ¿Cómo estás? Te extraño. Tengo tantas cosas para contarte, no aguantar la emoción. ¡Me voy a casar! Todavía no lo puedo creer, parece que estoy viviendo en uno de mis libros.

Espero que me visites, te quiero. Emily"

Doblo la hoja y la meto en un sobre que arme, Evan está en su oficina trabajando así que voy a buscar a su Beta, quien hace los recados de él. Quizás pueda llevarle esta carta a Astrid.

Salgo de la casa y miro para todos lados buscando al beta de Evan. Mis ojos lo localizan, está cerca de un árbol, camino hacia el.

Me aclaro la garganta llamando su atención.

—Hola — lo saludo.

—Señorita Black ¿Qué necesita?

—Supe que tenes que llevar unos papeles a la mansión de los gemelos Moon y me preguntaba, si no es mucho pedir podrías entregarle esta carta a su ¿Lana?

—Luna — me corrige divertido, sus ojos verdes miran la carta que le tiendo y la toma.

—No la leas.

—Jamás haría eso — dice indignado, suelto una risa y él también ríe. Esteban me cae muy bien, es un joven muy amable. Su risa se va apagando y mira detrás mío.

Evan viene caminando hacia nosotros con el rostro serio.

—Cariño.

Tiene el ceño fruncido y fulmina con la mirada a su Beta.

Oh.

—Con permiso. —Esteban se retira.

—¿Por qué reías? — me pregunta dándome una pequeña sonrisa, sus manos se colocan en mi cintura y me acerca a él.

—¿Acaso estás celoso?

—¿Celoso? ¿Yo? No tengo celos, si se que tu eres mía.

—Fingiré que te creo. — dejó un casto beso en sus labios.

—Así no.

Estampa sus labios con los míos en un beso lleno de amor.

Me encanta besarlo.

Nos separamos por falta de aire y enterré mi rostro en su cuello.

—No te quiero ver cerca de él — suelta sin más, lo sabía.

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EmilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora