Custodia

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—No dejaré que te quedes con la custodia de mis hijos.

—Tengo más evidencia que tú.

—No tienes a nadie, ya deja a mi hijo.

—Nunca te hiciste  cargo de ellos, nunca supiste amarlos.

—No me hables de eso, yo no fui quien estuve en las drogas.

—Tu no estuviste para mí, te necesite en los días más tormentosos de mi vida.

—¡Y ahora, me entero que ese bebé que llevas en tu maldito vientre no es mío!

—...ajjaja que bien te sientes, un peso menos fuimos siempre para ti, ve y follate a otra alumna, mejor si lo haces, tendré más evidencia.

—No te daré nada de los niños.

—Nunca peleas por Samantha, eres un irresponsable.

—Tu lo fuiste, me engañaste, ella no es mi hija. Ahora resulta que no es de Alberto tampoco sino de tu maldito hermano.

—Ahora me reprochas eso.

—Si, estuve pagando la universidad a una hija que no es mía. Por eso salió tan enferma, por tu culpa.

—Al menos guarda tus palabras cuando estemos en la corte.

—¿Tu crees que ahora es bueno decirle a ese muchacho que no es la hermana?

—Mauricio, no debes de proteger a tus hijos, sean tuyos o no, debes de permitirles que tengas sus propias experiencias.

—No creas que porque no saben los demás no lo diré en cualquier momento.

—...Lo se, por eso cuando decidamos contárselo a los niños, debemos considerar muchos factores.

—...¿Y el bebé de quién es?

—Aun no lo sé

Caía bolitas blancas en aquel techo, no podía escuchar nada, entonces me levanté de la cama, guiando mi cuerpo a la cocina, mis padres peleaban. No logré recuperar fuerzas cuando mi padre me negó irme a España. Mis ojos los contemplaron ferozmente, me habían insistido en hacer algo con mi vida, ahora que lo había hecho, me lo impedían.

Negué en cuanto los escucho. Olivia sonriendo exclamó: «Por ahora no hay suficiente presupuesto »

—¡Entonces la pagaré!

Abrí la nevera y allí encontré mi yogurth y cereal, por fin sentiría el sabor a fruta en mi boca. Luche tanto para agarrar un vaso, media 145, era muy bajita. Mis padres me dejaban los platos casi en el piso, pero esta vez no había ninguno.

—¡No peleen más!—les decía mientras me servía la comida.

—¡Tu madre se irá a otro país!

El cereal dejo de estar en mis manos a estar en el piso. Padre había hecho sentir mal a mi mamá, sirviéndole de ayuda, nos dimos cuenta que ella estaba a punto de tener bebé.

Mis manos temblaron, en cuanto llegó a la clínica, no me dejaron entrar, solo podía entrar el esposo y otra persona. Mi hermano estaba solo en la casa y al parecer mi otro hermano no quería nacer.

—¡Vete con tu hermano!

Asentí, mientras me alejaba del hospital Alberto llegaba. Estaba muy nervioso, mi padre lo había llamado o algo más estaba pasando.

—¡Mija!

El se acercó para abrasarme independientemente de sus intenciones me aleje de él lo suficiente para que no me abrazara.

—Se que estas molesta. Pero volveré con Olivia.

—¿Volver dónde?

—Vamos al hospital porque tendré mi octavo hijo con la mujer que siempre he amado.

Aún asimilaba esto, mi padre había estado muy estresado. Supongo que no tanto para dejar a Olivia desangrándose en el hospital.

En la mañana siguiente solo hubo policías. Mauricio se había ido con una estudiante de Matemáticas. Mi madre lo había denunciado. Mi hermano estaba junto a mi cuando ella entro adolorida a la casa . Había Sido un parto complicado, yo solo quería ver a mi hermano.

—¡¿Se fue tu padre?!

—Si, anoche peleó y llamo a una chica y dijo que se verían en el juicio.

—¿Y tú hermano?

—Hace 5 minutos lo acosté.

—Si viene Alberto dile que me fui a trabajar, evada las demás preguntas.

Subió a su cuarto cansada. No había querido recibir comida, lo cual me preocupo cuando Thomas llamo.

—¡Por fin contestan!

—Si, las cosas no andan muy bien. ¿Que ocurre?

—Mi padre acaba de llegar del médico y le acabaron de dar los resultados de autopsia del bebé.

... Ahogamiento.

Comencé a entrar en shock, sentía poco aire, sostuve la respiración mientras llegaba a la nevera para respirar.

—¡No!

Gritos me hicieron acercarme a la habitación, estaba con pasador. No sabía a quién llamar , y obtuve por el.

Llegamos a la escena, mi chica había cortado su muñeca, bocanadas de sangre invadieron los tapetes blancos. Las ambulancias no llegarían nunca así que este le práctico primeros auxilios.

—¡Olivia!

El lamento invadió la mente de todos, a partir de ese momento empecé a entender a mi madre, pero ¿Ella me entendería después a mi?

Mis manos temblaban, Alberto la había llevado al auto, este solo se la llevo. Cuando una persona está muy enamorada solo le importa estar con esa persona, vive y mueres por ella. Pero el solo vivía, nadie puede recuperar el dolor de una mujer, lamentablemente no.

Pocas horas después llegué al hospital, me encontré con toda la familia. Yo era quien estaba más encartada con la ropa. Había tenido que comprar cosas de aseo para que ella se quedará.

—¡Ven!

Evite el abraso, aún no quería que me tuvieran lastima, odiaba eso, ahora solo quería saber la salud de mi madre. Incontrolables horas pasaron cuando el doctor salió.

—¡Logramos estabilizarla!

—¿Puedo verla?

—Solo una persona, para que entre a dejarle las cosas.

Mi tío entro, este tardo poco, pero para que pudiera entrar otro familiar tuvimos que inventar una excusa.

—Se nos olvidó entregarle el rollo de papel higiénico —dijo la esposa

—No se demore. —dijo el celador.

Yo no paraba de mover mis pies, aún me encontraba muy preocupada. Mi hermano no dejaba de llorar, era mala para calmar a un niño. Sentía mucha impotencia que solo quería dejarlo en la calle e irme. Pero mis padres no me habían criado de esa forma.

—¡Cuídate madre!—¡Te veré en 1 mes!

Lágrimas brotaron por los ojos de ella. La frustración de estar sola en la casa. Ahora que su madre estaría internada en el centro psiquiátrico le tomaría más tiempo. Su padre se iría pronto, y solo quedaría ella junto a el pequeño.  Indefensos ambos decidieron acoplarse a las nuevas figuras.

—¡En adelante seré tu
Hermana madre!

Continuará...

Hasta Que Nuestros Corazones Dejen De Latir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora