Extra

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Nevado del 2017

La noche apareció frente a el ruidoso sonido de la lluvia. Pensé que una vez terminado el estudio me sentiría orgulloso, el vacío de tenerlo todo pero al mismo tiempo no tener nada. Los años transcurren y el olvido se apropia de nuestra vida. Mis ojos se aguaron en cuanto pase por el callejón de los deseos. No me atreví a caminar, la escena se repitió múltiples veces en mi cabeza. Mi esposa, mis hijos, yo. Me decepcione en cuanto la soledad se apoderó de mi. Intente luchar contra el suicidó y la culpa, sin darme cuenta que el peor enemigo es quien se avergüenza y juzga...ser un hombre millonario trae consecuencias, todo lo queremos, y todo nos lo dan. Si eres pobre también tiene consecuencias. Al final no se sabe quién experimenta más.

—¡Thomas!

—Señor—¿Otra vez aquí?

—Si.

—De niño venía mucho con mis hermanos y Samantha...nos la pasábamos correteándonos. Así que nombramos el callejón de los deseos.

—¡Aquí mi esposa perdió la vida!—Asi que no es un callejón de los deseos es un callejón de la muerte

—Pensé que le gustaría acompañarme

—¿A dónde?.

—Harían una misa, la iglesia es católica.

—Soy evangélico

—No cree que es jodido estar en una religión que profesa lo mismo que las demás. Al final uno decide en que creer y en qué religión estar, pero todas tienen un Dios.

—¿Cuando es la misa?

—El 31 de diciembre

—Ahi voy a estar.

—Se va a quedar toda la noche ahí?—pregunto

—Ya no tengo a donde ir

—Quédese con nosotros —dijo el joven

—¿Con su esposa?

—No...soy gay, pero tranquilo, los tipos como usted no molan.

—Memos mal—dijo el sonriendo.

—¿Y que paso con tus padres?..

—Mi madre murió hace mucho y Alberto en la clínica. No nos quiere ni ver.

—¿Y porque lo abandonaron haya?

—El decidió quedarse allí. Su pensión le ayuda en la clínica

— No me refiero a eso. El hecho que no lo visitan

—Después de que se casó con Olivia. Pasaron muchas cosas. Uno de mis hermanos falleció y mi padre prefirió estar en esa estúpida boda que en su entierro.

—¿Cómo así?¿Quien murió a parte de Julián?

—Joseph...El menor.

—¿Y por eso no quieren a su padre?

—No...es porque prefirió a esa mujer que los hijos...desde ese día todos nos marchamos de su vida. Y ahora no se ni quien sigue vivo o muerto.

—¿Y estás bien con esto?

—La verdad no...me hace falta mis hermanos. El privilegio de tener con quien pelear o solamente hablar, o hasta el punto de llorar. Creo que por eso envidio a los padres que tienen dos hijos. Y a los hermanos que tienen con quién discutir.

—¿Y que piensas hacer?

—Volvi a Bogotá porque quiero encontrarlos. Ya no quiero esconderme del amor a un hermano o incluso hacer como si la perdida de Julián no nos hubiera afectado.

—¿Al menos ya saben dónde está enterrado Julián?

—Ese es el dilema...las tumbas que han abierto las encuentran con ningún reconocimiento de imagen. Solo huesos.

—¿Y tienes la esperanza que encontraras a todos tus hermanos?

—La tengo. Y estoy haciendo lo posible por reunirnos.

—¿Por eso harás la reunión?

—Si. Últimamente sueño mucho con mis hermanos. Ojalá no sea ninguna señal trágica de la vida

Los pasos suaves alarmaron en la iglesia. El sonido suave de las oraciones hacia los muertos y sobre todo a María se proclamaron en cuanto acabo la reunión. Los cantos elevaron el gozo los creyentes y rechazados se unieron. Niveles de llenura atormentaron la iglesia. Era la primera vez en la historia que la gente creía más o necesitaba más de Jesús. Ojalá esto no solo se viera en la semana santa.

—¿Cuánto ha pasado?—dijo el doctor

—¡Desde esa noche que estuvo en casa no supe más de usted!

—Si...desde esa noche supe para que vine al mundo. Y me fui a New York. Y le tengo un expediente.

—Si... gracias, sin su ayuda no hubiéramos encontrado el paradero de mis hermanos. Le debo mi vida.

—No —Yo le debo mi vida. Desde el momento en el que me ayudó a salir adelante. Supe que debía hacer algo por todos estos años ayudarme a salir del infierno.

—¡Espero que sea feliz después de todo lo que nos ha pasado!

—Yo también espero lo mismo. —dijo el doctor.

—¿Le gustaría que nos viéramos mañana? —dijo Thomas

—¿Para qué?

—Bueno...le tenemos una sorpresa.

No había transcurrido el tiempo necesario para poder dejar el sufrimiento. Siempre prevalece...No importa los años, meses, días, nada se va. Creo que después de tantos años hoy puedo decir que el abandonar implica, perder un tanto de uno.

—¡En dónde nos vemos?

—Veámonos en el portal del 20 de julio.

Llegó la tarde oscura, la fiesta en la casa esquinera había empezado. Que bien es ser joven, sin hijos y sin responsabilidades tan cerca de la vida y al mismo instante cerca de la muerte.

—Buenas noches vecino

Caminar en la noche solo o acompañado era el remedio que calmaba la agonía. Me gustaba tanto la noche, que ahora entiendo porque la noche es nuestra—dije hacia el retrato de mi esposa. Ahora se porque la noche es paciente, conservadora, y sobre todo nuestra. Todo el mundo espera la noche, porque es la única que entiende el descansar de los indefensos.

—¡Señor, se le cayó!

Mi rostro se cruzó con el de la joven, ella era el mismo rostro que mi esposa. Ojalá que otra vez me vea contigo. Pero esta vez quiero verte y encontrarte en aquel verano del 76.

Al otro día

Habíamos llegado al solitario encuentro entre 15 personas. Las rosas negras se compraban en esta época. Me cruce con familiares, al menos si habían venido. Que mal es encontrarse con todos en este momento tan intrigante para todos.

—La familia estaba reunida. Alberto, Olivia, Thomas, Santiago, Jeison, Jefferson, Maicol, Daniel,

—Finalmente, Julián, Samantha, Freddy, Wilson y Mauricio nos habían podido reconocer como la familia que había vuelto a reconstruirse.

—¿Algunas palabras para terminar  este encuentro?

—No fuiste mal hijo, solo tuviste malos padres. —dijo Alberto

Fin

Hasta Que Nuestros Corazones Dejen De Latir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora