One Touch (Jennie Y Tu)

Una pequeña mentira

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No podía creerlo. Ella estaba justo a mi lado. Era ella. Jennie.

─¿Qué has dicho? ─Me miró confundida pues dije su nombre en un tono de voz tan bajo que no escuchó bien lo que le dije.

─Que sí. Que es hermoso. ─Dije refiriéndome al cuadro. Ella sonrió y asintió estando de acuerdo conmigo. 

Por la forma en la que me habló y sonrió estaba claro que no sabía quien era yo. 

Me quedé unos minutos pensando en que decirle, ¿debía de decirle quien era yo? ¿o debía de callar y hablar con ella? Cuando me giré para hablar con ella ésta ya no estaba. Miré a mi alrededor, la busqué con algo de desesperación.

─¿Buscas a Jennie? ─Un chico se acercó a mi, podía decir que iba a la escuela debido al uniforme que llevaba. Si no me equivocaba lo había visto antes mirando en nuestra dirección.

─Sí. ─Le respondí. 

─Se fue hace rato, tiene que ir a dar clase. ─Me dijo.

─¿Clase? ¿es profesora? ─Pregunté curiosa. También me pregunté como es que este crío conocía a Jennie.

─Pues...─Se quedó callado. ─No serás una acosadora ¿verdad? ─Alzó una ceja.

─¿Tengo pinta de serlo? ─Pregunté molesta, quería que me dijera sobre Jennie. El me miró de arriba a abajo varias veces. ─Niño, no tengo tiempo.

─No me llamo niño, sino Felix y tengo dieciséis, no soy para nada un niño. ─Parece que se molestó por como lo llamé.

─De acuerdo, Felix. ¿Me dirías donde da clases Jennie? 

─Puede, pero ¿qué me das a cambio?

─¿Qué es lo que quieres? 

─Pues pensando así en frío no lo sé. ─Dijo, yo no pude evitar rodar los ojos. Dudaba si se estaba quedando conmigo o no.

─¿Y si me dices lo que quiero saber y la próxima vez que nos veamos me pides aquello que quieres? ─Le propuse. 

─¿Y si no te vuelvo a ver? ─Me preguntó, el crío me estaba desesperando. 

─Dame tu móvil. ─El lo hizo dudoso. ─Aquí tienes. ─Se lo devolví. ─Ahí tienes mi número, cuando ya sepas lo que quieres me llamas. 

─De acuerdo. ─Dijo sonriente. ─Apunta, te diré la dirección.

* * *

Volví a mirar el nombre de la calle y luego el nombre que me había dado el chico de antes.

─Ese crío se ha quedado conmigo. ─Dije sin poder creer que no me encontraba delante de ningún colegio ni nada parecido, sino que delante mía tenía una residencia de ancianos. ─Maldito mocoso. 

Me di la vuelta para largarme de allí pues no tenía nada que hacer en aquel  lugar. Me detuve pues por poco me choco con un grupo de personas mayores. 

─¡Cuidado! ─Me dijo un hombre mayor, siguió refunfuñando pero dejé de escucharlo.

─Lo siento. ─Me disculpé.

─¿Elisabeth? ─Me preguntó una mujer bajita y con gafas. ─¿Cómo has crecido tanto en tan poco tiempo? ─Me preguntó extrañada. La mujer me estaba confundiendo con otra persona.