Un Tirón Y Una Charla

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He estado viviendo en silencio, en un túnel profundo que se tragó la luz.

________

Corría por el parque cerca de mi casa, no muy lejos y detrás mía iba una Rosé casi sin aliento. Se había empeñado en acompañarme a correr aunque ella no fuera muy fan de hacer deporte.

—¡Tirón! ¡Me ha dado un tirón! —Gritó Rosé. Paré en seco y me di la vuelta. Esta saltaba sobre una pierna mientras hacía una mueca de dolor.

—Te dije que te quedaras en casa —Le recordé, me puse a su lado y dejé que pusiera su brazo en mis hombros.

—Quería acompañarte —Me dijo mientras hacía un puchero. —¿Acaso no puedo salir a correr con mi hermanita? —Preguntó haciéndose la ofendida.

Rosé; era con la que mejor me llevaba de mis hermanos. Tenemos muchas cosas en común y solo tiene dos años más que yo aunque no a veces yo fuera más madura que ella en varias situaciones.

—Claro que me puedes acompañar, Rosie —Le dije con una sonrisa ladeada —Pero sabes que cuando tengo muchas cosas en la cabeza me gusta salir a correr para despejarme —Le conté. Ella asintió, la ayudé a llegar hasta el banco más cercano.

—¿Es por lo de la fiesta del viernes? —Preguntó con más con un tono de afirmación que de pregunta. Asentí y me senté a su lado. —Todo saldrá bien, _______. Será como las anteriores a las que hemos acudido —Dijo relajada.

He ido a muchas de las fiestas que organizaban nuestros padres pero aún no me acostumbraba. No me gustaba ese nivel de sofisticación, cada vez que iba me sentía como si no formara parte de ese mundo. Todos tan elegantes y finos.

Mi padre es dueño del mejor hospital en todo Seúl. Cada cierto tiempo organizaba una fiesta donde tanto los doctores y doctoras de todos los hospitales de la ciudad acudían, incluso venían de otras ciudades. Mi padre quiere que sigamos sus pasos, que nos convirtamos en grandes doctores.

—Ojalá fuera tan sencillo —Dije para después soltar un suspiro. —Llamaré a Jihyo para que venga a buscarnos con el coche. —Saqué el móvil y marqué su número.

Jihyo era la mayor de todos nosotros. En total eramos cuatro. Jihyo, Jin, Rosé y yo.

—Hey, ya verás como todo va a ir bien —Me dijo mientras pasaba su mano por mi espalda. Intenté sonreír pero en vez de eso me salió una mueca.

(...)

Vimos como Jihyo aparcó y se bajó del coche pero no iba sola, iba junto con Jin.

—¿Desde cuando sales a correr, hermanita? —Le preguntó Jin a Rosé en un tono burlón.

—¿Para que lo has traído? —Le preguntó Rosé a Jihyo mientras lo señalaba y fruncía el ceño.

—Se ha empeñado a venir —Contestó Jihyo mientras alzaba sus hombros.

—Estoy aquí delante, me lo puedes preguntar a mi ¿no crees? —Le dijo Jin a Rosé.

—No hablo con los que se comen mi comida —Dijo Rosé mientras se cruzaba de brazos. Jin rodó los ojos.

—Te pedí perdón —Dijo algo cansado.

—Con palabras no me vale. Yo quiero actos. ¿Dónde está mi plato de pasta? —Dijo con el ceño fruncido.

—Parad ya —Dijo Jihyo con una cara bastante seria, daba algo de miedo. Los tres asentimos, incluso yo asentí y eso que no había abierto la boca para nada.

—Por cierto, papá quiere hablar contigo —Me dijo Jin —Se me había olvidado decírtelo —Dijo para al final soltar una risita algo nerviosa.

Cuando se trataba de nuestro padre se podía decir que nos tomábamos las cosas demasiado serias. Quizás por que imponía demasiado, no lo sabíamos con certeza pero si nuestro padre nos decía; a este sitio. Nosotros íbamos a ese sitio sin rechistar.

—A ti se te olvidan muchas cosas —Saltó Rosé por detrás. Jin rodó los ojos.

—De acuerdo, ahora cuando llegue a casa hablaré con el —Le dije. Este asintió.

—Seguro que no es nada —Me dijo intentando sonar tranquilo. Nunca se sabía por donde te podía salir así que cuando uno de nosotros iba a hablar con el íbamos con cuidado.

—Volvamos cuanto antes —Les dije.

(...)

—Tarde o temprano tendrás que hablar con el. —Me dijo Rosé desde el sofá, yo estaba frente a la puerta del despacho de nuestro padre. —Ahora está de buenas, aprovecha eso —Dijo para después coger otra chuchería de la bolsa que tenía a su lado. Cogí aire y asentí.

Al tercer toque escuché un "pase". Tomé aire y entré. Este se encontraba con la mirada puesta en los folios que había sobre el escritorio.

—¿Querías verme? —Le pregunté. El alzó su cabeza de forma rápida. Sonrió al verme, asintió y con su mano me indicó que me sentara.

Una vez lo hice el empezó a hablar.

—Como sabes este viernes es la fiesta benéfica donde los doctores junto a su familia asistirán —Me dijo algo serio. Yo asentí algo confundida.

¿Porqué me sacaba este tema? Nunca antes lo había hecho ¿Qué ha cambiado ahora?

—Se supone que será igual que los otros años ¿no? —Le dije, el asintió. —¿Entonces? ¿Que tiene de especial este año? —Pregunté curiosa.

—Este es tu último año en el instituto, el año que viene irás a la universidad. No estaría mal que entablaras conversación con quienes en un futuro serán tus compañeros

—Pero para eso aún queda mucho tiempo —Le dije con el ceño levemente fruncido. —Acabo de empezar mi último año aún queda mucho hasta que llegue a ser doctora.

—Puede pero te tienes que aplicar mucho este año, querida. Tienes que sacar muy buenas notas. No querrás que nuestro apellido quede por los suelos ¿verdad? —Dijo bastante serio. Yo negué de forma lenta.

—Ya, pero..

—No quiero 'peros' —Volvió su vista a los papeles. —Ya te puedes ir —Dejé salir un suspiro y me levanté dispuesta a irme. —Por cierto, espero que el viernes tu comportamiento sea de diez, como siempre.

—Claro —Le dije. El asintió junto con una pequeña sonrisa.

Nada más salí dejé salir una bocanada de aire. Estaba acostumbrada a su actitud y a sus exigencias pero eso no quitaba que me sintiera pequeña delante de él. Que me sintiera algo inútil.

¿Quién me iba a decir a mi que la noche del viernes conocería a la persona que me cambiaría la vida?




One Touch (Jennie Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora