XV. Lamentable

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—¿Mike?

...

—¿Qué es este lugar?

...

—Mi cuerpo está muy liviano, mi cabeza se siente sin límites. ¿Así se siente estar muerto?

...

—No puede ser... ¿Qué pasó? No puedo morir así. No...

...

—No... ¡No!... ¡NO! —grité a la vez que me despertaba. Ahí estaba Mike y Juan procurando de mi.

—Calma Antor. Ya estás mejor —dijo Juan. Yo seguía escuchando todo con eco y con un zumbido fuerte.

—Mi cabeza... Duele mucho— respondí girando el cuello. Todavía continuaba el dolor en la zona pero en menor medida. ¿Cuánto tiempo había dormido?

—Relájate. Vas a estar bien. No entiendo como pero estas reaccionando bien después de tantos delirios qué estabas teniendo —dijo Mike destensando los hombros.

—Gracias... Espera. ¡MIKE! ¡Estas bien! —grité alegrado pero el dolor aumento momentáneamente provocando que me quejara.

—Si. Gracias a ti amigo —me contestó.

Ambos me ayudaron a sentarme recargado mi espalda en la pared.

—¡Juan! Oh Juan... Discúlpame. Es que era obvio que ese maldito haría algo así y reaccioné tarde... No pude ayudarte a traer el honor de tu familia —dije lamentándome. De verdad me pareció tan mal que Tyler se saliera con las suyas, pero Juan me calmó con lo que dijo a continuación:

—Si lo hiciste —dijo sonriendo—. ¡Si! Lo hicimos amigo, Muéstrale ya, Juan —interrumpió Mike igualmente alegrado.

Juan levantó su bufanda y sacó de los pompones unas esferas de memoria. Éstas son igualmente de cuarzo como los cubos de memoria, solamente cambia la figura—. Aquí está la mitad de la mitad de la investigación total del proyecto de mi madre. La otra mitad de la mitad está en la bufanda de mi hermanita. La última mitad la recuperaste tú. Está en los cubos de memoria que recuperaste.

No sabía que decir al instante, quería desmayarme otra vez. Que suerte que Tyler me dejó el traje, y lo mas importante: El cinturón donde guardé los cubos.

—¿Es en serio? ¿O es una alucinación? ¿O si me morí y este es mi consuelo ? —reaccioné.

—Estas vivo. Te lo puedo asegurar. Pero no se... Cosas de hípers, supongo.

—Al menos es algo. Ellos se llevaron los prototipos... Eso no es bueno —dije. Juan se empezó a reír ligeramente y me respondió:

—Si hay algo que le sobraba a mi mamá era inteligencia. Ella cifró la programación de esos prototipos. Además están hechos de tal manera que si se les aplica tecnología a la inversa, los mecanismos dejarían de funcionar.

—¿Estas seguro? —pregunté.

—Si. Leí algunos archivos de introducción. Fue lo único que le entendí sinceramente. En la información recuperada están las contraseñas y archivos faltantes para completar los prototipos, pero también están las instrucciones para hacer una lemental ball desde cero. Esos mercenarios deberán ser muy astutos para completar al menos un prototipo, ya que los que recuperaste eran apenas de la fase uno de experimentación —respondió y al acabar se fueron todas mis preocupaciones en ese momento.

¿Milagro? ¿Casualidad? ¿Destino? No lo sé, pero así estaban las cosas.

—Vamos a casa.

De Entre Los Mythos: Lemental Balls [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora