Recuerdos recuerdos. Dulces y amargos recuerdos.
Redundantemente recuerdo cuando conocí al pequeño Juan, un niño muy tímido y temeroso que casi se había quedado solo. ¿Y cómo no? Yo entiendo perfectamente. Cuando secuestraron a mi padre al menos tenía a mi hermano, el siempre me protegía, lástima que murió casi después de lo de mi padre...
Esos fueron días difíciles para mi. Tuve suerte de tener amigos y a mi maestro Martín, hasta que este último se fue.
Como sea. Este niño necesitaba a alguien. ¿Por qué no? Me pregunté.
Recuerdo que...
[El Pasado]
—Muy bien, Juan. ¿Hacia dónde? —contesté después de un tiempo—. ¡Espera! ¿Realmente aceptarás así? No sabemos quién es o quién lo envía —me replicó Mike, uno de los amigos que me ayudó en esos días—. ¿Tu dudaste en hacerme sentir mejor? Yo recuerdo que no. Él perdió a su madre, la secuestraron al igual que mi padre. ¡Igual que al tuyo! —contesté al mismo tiempo que Mike también recordaba y segundos después colocó una mirada seria.
Mike... Mi buen amigo Mike, hijo del científico colega de mi padre que también fue secuestrado. Si había mejores personas para entender y apoyar al pequeño Juan definitivamente eramos nosotros: Antor y Mike.
—En verdad te agradezco, Antor —contestó Juan muy tímidamente escondiendo la mirada bajo su bufanda de lana verde.
Mike ya no dijo más, simplemente se dispuso a seguirme. A pesar de su silencio y quietud lo notaba muy nervioso, pero no más que Juan, este sólo iba abrazándose mientras temblaba aparentemente por el frío. Al parecer no le ayudaba el abrigo, gorro, bufanda, guantes y botas apeluchadas que vestía.
...
Después de caminar unos minutos por algunos callejones del centro histórico de la Under City llegamos a un gran portón de madera de estilo clásico de una antigua catedral.
Todo parecía bien hasta que Juan se quitó el abrigo, gorro y guantes cargándolos a su derecha. El pobre comenzó a temblar aún mas. Se quedó con su pantalón, una camiseta y su tan apreciada bufanda.
—Chicos. Aquí dentro hace mucho calor. Deberán quitarse algo de peso —dijo repentinamente mientras temblaba. Siempre se escuchaba su voz muy baja, era realmente tímido.
Tanto Mike como yo teníamos una gabardina impermeable negra que fue lo único que me quité, pero yo tenía una mochila donde traía cosas.
No tenía nada más que quitarme aunque que quisiera. Lo más pesado que llevaba era un suéter y de bajo de este portaba la armadura estratégica, esta, al ser de grafeno, no es tan pesada una vez te acostumbras. Ser un humano híper es genial siendo sincero. Mike también es un híper pero sólo en inteligencia.
Hay gente que considera a los híper como ángeles caídos... Quién sabe.
Una persona con el título coloquial de híper es aquella que posee habilidades mas potenciadas que el promedio de la población. Las habilidades pueden ser mentales, físicas o sistemáticas, como ejemplo podríamos decir que una persona demasiado inteligente es híper, o una persona con súper inmunidad a patologías también es un híper. Así se clasifican en demasiadas variables pero sólo menos del nueve porciento de la población mundial entra a ser catalogado.
Una vez que Mike se quitó la gabardina Juan comenzó a empujar el portón con sus pequeñas manos.
Mike y yo logramos entrar a la Under City junto con el atardecer, Juan nos interceptó minutos después y por lo tanto estábamos a buena hora antes de que el atardecer terminara y empezaran las cosas malas que se cuentan de ese lugar.
Al entrar la temperatura era notablemente diferente a la del exterior, y no era porque ese día fuera muy frío, nublado y con algo de brisa en algunas zonas, sino porque dentro, hacia los costados, habían dos enormes máquinas de acero que calentaban el lugar. Sonaban como motores eléctricos gigantescos. De fondo se podía observar lo amplio y obscuro de la edificación. Aparentemente era una catedral muy concurrida. Imaginé que en sus mejores días pudo ser hermosa ya que aun conservaba sus bancas largas de madera ya muy gastada y la mayoría podridas, casi como el portón de la entrada. El suelo de mármol roto en algunas partes, con mucho polvo y suciedad de posibles restos mortales.
—Síganme —susurró Juan—. Este lugar es muy lúgubre. No me gusta pero aún confío en ti —me confesó Mike susurrando y mirándome a los ojos detrás de sus redondos anteojos.
Finalmente fuimos a la esquina izquierda de la catedral donde había una puerta de hierro sólido que por cierto, fue abierta una vez que Juan se acercó demasiado a ella. Entramos y vimos un corredor no muy largo demasiado obscuro y al final unas luces rojas ascendentes. Al estar ahí en seguida bajamos por unas escaleras que llevaban a un ascensor.
—Esto se pone bueno —mencionó Mike rompiendo el silencio—. ¿A dónde nos llevas? ¿Qué es este lugar? —pregunté hacia Juan pero no estaba dispuesto a responder todavía. Aún así yo seguí confiando.
Al llegar al aparente último piso, Mike y yo pegamos un salto. Simplemente nos sorprendió lo que nos estaba esperando ahí.
ESTÁS LEYENDO
De Entre Los Mythos: Lemental Balls [En Corrección]
Science FictionMuchos científicos de diferentes partes del mundo han desaparecido. Se sospecha de manera muy conspiranóica que, en la mayoría de los casos, pudieron ser secuestrados por un grupo secreto del que se tienen pocas pistas. Estos científicos son de élit...