XVI. Dulce Veneno

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Guardé la dosis amarilla que me dio Meteora aún sin entender. Ya la había visto antes, era una de las dos dosis que tenía Tyler en ese maletín.

Me dirigí hacia los pasillos finales pensando en lo que me dijo Meteora. Ya sabía que Tyler quería hacer de las suyas, eso no estaba en duda, pero era hora de pensar en un plan concreto.

Finalmente llegué a la puerta. Pasé por el cuarto de sanitización y la otra puerta se abrió. Una vez pasé al cuarto escuché la sonrisa malvada de Erika. Ella se colocó tras de mi y me inyectó una dosis verde en el cuello, gire y la empuje hacia la izquierda rompiendo la mesita que había de ese lado. Ella seguía sonriendo con los ojos crispados y después de que los objetos que se cayeron dejaran de hacer ruido comenzó a soltar carcajadas.

Voltee la mirada y ví a Tyler preparado las lemental balls en una caja con ruedas. Camila estaba recargada en la puerta del dormitorio, pero de ella se escuchaban ruidos y gritos:

—¡Traidores! ¡Malditos! —era el pequeño Juan.

Me acerqué a Tyler y le pregunté lo que estaba ocurriendo. Di medio pasó y me caí al suelo. Comencé a sentir un enorme ardor en la zona donde Erika me había inyectado ese liquido verde, pero, estando en el suelo ví a Mike tirado viéndome.

—N-no... te muevas... Ugh... —apenas y pudo expresarse.

—toxina botulínica. Tipo H. ¿Qué se siente? —preguntaba Tyler viéndonos en el suelo.

—Si te agitas... La toxina hará efecto más... Rápido —Mike soltaba repentinamente más de un grito de dolor. Tyler se acercó a él, pisó sus anteojos rompiendo el armazón y rayando los cristales.

Mike se soltó a llorar un poco. Tanto la toxina era horriblemente dolorosa, como el echo de ver que la herencia más preciada de su padre era destruida frente a sus ojos.

Tyler abrió el compartimento de la caja de mi traje y saco la última Lemental ball—. ¿Te gustó el traje? Puedes quedártelo. Es una buena inversión, ¿sabes? —dijo mientras metía la esfera a la caja—. ¿Y sabes cuánto pagaran por estas cosas en el mercado negro? Mi promesa de liberar esta tecnología está en pie, pero primero debo salvar a mi campamento económicamente. Tu entiendes, super nene —terminó de decir, todo mientras se burlaba de nosotros.

—Ya tendrás otro ayudante. Vámonos. Meteora ya ah de estar esperándonos en el hyperloop —Tyler salió primero con la caja de ruedas.

Erika me dio una patada en la cara—. Eso y mas te mereces —dijo burlándose y marchándose con una expresión de satisfacción.

Camila fue la última en salir. Antes de eso se quedó viendo a Mike con un poco de preocupación, se puso en cuclillas y se beso dos dedos para después ponerlos en los labios de Mike—. Lo siento... —susurró y se marchó.

...

Nos quedamos solos tirados en el suelo. Juan seguía gritando y golpeando la puerta. —¡No se preocupen chicos. Ahí voy!—gritaba mientras seguía golpeando.

—T-tenías razón. D-debí hacerte caso —dije desmotivado y adolorido.

—No digas m-mas. Hi-iciste lo correcto... Y-yo pienso que era lo correcto... —respondió Mike de igual manera.

—Si no me hubieras seguido... No estaríamos ah-...-sí.

—No me arrepiento. Está-bamos conscientes de que venir aquí era m-m-muy... Arriesgado...  De todas formas. Será un honor morir con uno de mis mejores... Mejores a-amigos.

—No... No lo harás —Saqué la dosis amarilla que me había dado Meteora. Ahora tenía sentido. También saqué el inyector y coloqué la dosis después de un par de intentos con las manos temblorosas.

Levanté mi brazo y mantuve el inyector en el aire unos momentos. De ahí ya no supe mas. Sólo recuerdo de última instancia que mi brazo caía a toda velocidad y el sonido de una explosión mientras la voz de Juan se acercaba más a mi.

De Entre Los Mythos: Lemental Balls [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora