Capítulo 2

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Al llegar a mi casa encuentro a mi madre y a Lottie, las dos con vestidos muy bonitos, mi madre tenía su cabello sujeto en una trenza, lucía radiante, me alegra verla sonriendo y es que cuando papá murió ella cayó en una profunda depresión.

Su historia de amor sonaba como esas novelas trágicas. Mi madre hija del dueño de una boticaria perteneciente al barrio rico del distrito 12. Mi papá un trabajador de las minas de carbón, no le prometía una vida llena de comodidades, pero sí de mucho amor, mi madre debió estar tan enamorada para escaparse con mi papá y casarse.

Yo no creo llegar a enamorarme de esa forma y mucho menos casarme, no es algo que me interese.

Al dejar las cosas en la mesa Lottie me da un abrazo y yo le correspondo en seguida, mi hermana es la persona que más amo en esta vida, daría todo por ella.

La suelto y me dirijo al baño para tomar una ducha rápida. Al salir encuentro en la cama ropa de mi padre, unos pantalones cafés, una camisa blanca, unos tirantes y unos zapatos que definitivamente me quedaran grandes.

- ¿Estás segura? - y es que la ropa de mi padre es especial.

-Sí claro, te vas a ver igual de guapo que él- y en su rostro se formó una sonrisa triste.

Ya no dije nada y empecé a ponerme la ropa, me quedaba ligeramente grande pero aun así mi mama tenía razón, ni siquiera me reconozco al mirarme al espejo roto que tenemos colgado en la pared.

-Estas muy guapo, Lou- dice Lottie

La abrazo una vez más y le acaricio el cabello y es que las horas que nos esperan serán terribles para ellas.

-No tengas miedo Lottie, estarás bien, hay mil papeles dentro de esa urna y solo uno de ellos tiene tu nombre- Lottie solo asintió.

Nos sentamos a comer y nadie dijo ni una sola palabra, dejamos el estofado que hizo mi mamá para la cena y solo comemos unos trozos de pan, de todos modos, nadie tiene mucho apetito.

A la una en punto nos dirigimos a la plaza en donde se realizarán las selecciones, al llegar notamos que hay banderines de colores colgados en los edificios cercanos, unos cuantos puestos de mercado, realmente parece una fiesta, pero a pesar de todo se percibe un ambiente de tristeza.

Nos conducen a mi hermana y a mí a registrarnos, después nos separamos ya que cada quien tiene que estar en el área que corresponde por edad. Le hago una última seña a Lottie de que todo estará bien y ella me devolvió una sonrisa.

Los familiares se quedan alrededor tomados de las manos, para darse ánimos. Esperamos a que todos los demás lleguen y empieza la ceremonia.

En el escenario se encuentran tres sillas, y están ocupados por el alcalde Michael, un señor de vieja edad, arrugas en el rostro, con canas en el cabello y en la barba; Liam Payne, el único vencedor vivo de los dos que ha tenido el distrito 12, es un hombre alrededor de 30 años, cabello castaño con barba, es demasiado atractivo ya que las mujeres de aquí hacen lo posible por llamar su atención; y Charlize una mujer llegada del Capitolio, fina y elegante, quien es la que se encarga de escoger y acompañar a los tributos de este distrito, siempre viste de colores muy llamativos y su sonrisa blanquecina da miedo.

El alcalde sube al podio y empieza la ceremonia. Es la misma historia de todos los años, en la que habla la creación de Panem. El país conformado por trece distritos, cada uno explotado para beneficio del Capitolio, hasta que llegaron los Días Oscuros, la rebelión de los distritos contra el Capitolio. Derrotaron a doce de ellos y aniquilaron al decimotercero.

El Tratado de la Traición nos dio unas nuevas leyes para garantizar la paz y como recordatorio de que nadie puede superar el poder del Capitolio, se crearon los Juegos del Hambre. Las reglas son muy sencillas cada uno de los doce distritos debe entregar a dos personas, pueden ser chicos o chicas, aquí la suerte era quien decidía. A estos se les llaman tributos y a los veinticuatro los encierran en una arena, una vez dentro los competidores tiene que luchar a muerte durante un periodo de varias semanas. El que quede vivo gana y se le premia con una vida de lujos y algunos regalos para su distrito.

Así es como nos recuerda el Capitolio que estamos completamente a su merced.

Acaba el discurso y ha llegado el momento del sorteo, Charlize se dirige a la urna gigante.

-¡Felices Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre de su parte!-

Localizo a Zayn a unos cuantos metros y él me devuelve una sonrisa, trago saliva y rezo porque en ese papel no aparezca mi nombre, ya que la suerte nunca ha estado de mi lado. Charlize mete la mano hasta el fondo y saca el primer papel, empiezo a desear desesperadamente que no sea yo, que no sea yo, que no sea yo.

Charlize alisa el papel y lee el nombre en voz alta y no soy yo. -Charlotte Tomlinson- 

Los Juegos del Hambre-Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora