Aclaraciones

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Diez minuticos antes, a lo sumo, de que Armando Mendoza entrara a la que alguna vez fue su oficina, éste había salido de la oficina que compartía con Mario Calderón, para pedirle a Sandra los informes mensuales del área productiva, que se debían anexar al papeleo que llevarían durante el viaje con el fin de presentar la empresa y ser posible, vender las franquicias de la misma.

–¡Sandra! –exclamó Armando asomando la cabeza desde la puerta de la oficina, pero simplemente su secretaria no estaba en el lugar correspondiente.

–¡Saaaandra! – gritó esta vez, aún sin despegarse de la puerta. Para su mala suerte, su secretaria parecía no estar siquiera en el mismo piso, pero Patricia tonta Fernández estaba en su lugar, al parecer completamente absorta, viendo hacia el frente, mientras jugueteaba con un bolígrafo, mordiendo su tapa.

– ¡Patricia! –exclamó Armando, a la última persona que querría preguntarle algo, por mínimo que sea –¿Usted sabe dónde está Sandra? –preguntó a la rubia, que estaba sentada en el antiguo lugar que ocupaba Mariana.

Patricia volteó molesta, pues había interrumpido su misión de averiguar de qué cuchicheaba la larguirucha y pechuguín como la rubia las llamaba.

Tomó su bolígrafo y apuntó hacia el escritorio dispuesto para la secretaria de presidencia –¡Ahí está! –dijo con fastidio –¡Chismeando como siempre con Aura María! –señaló el escritorio de secretaria de Presidencia, alzando la voz para que escucharan, pero simplemente éstas no le prestaron atención.

Armando, que había salido ya de la oficina, se acercó a reprender a las muchachas pero el final de su conversación captó su atención.

–...¿Entonces aún no sale de presidencia? –preguntaba Sandra, casi que a susurro hacia la más alocada de grupo.

–¡No, qué va! –contestó Aura María –Si desde que les llevé café Betty no me ha hablado para nada...–explicó, agitando sus brazos.

–Yo no sé... –negó Sandra, frunciendo un poco su ceño –Aura María a mí me parece muy sospechoso... ¿A ver? ¿No que ya se había arreglado lo del embargo? –dijo sospechosamente.

–¡Ay no Sandra! ¿Le digo algo? A mí me dio la impresión que no venía a eso...–dijo perspicazmente.

–¡Aura María Fuentes! –reprendió Sandra –¡Suelte a ver! ¿Usted que vio, ah? –preguntó al darse cuenta que algo ocultaba la secretaria de presidencia.

Pero Aura María se percató de su jefe, un Armando Mendoza que parecía muy interesado en su conversación. –¡Nada Sandra! ¿¡Qué tal!? –contestó rápidamente. –Don Armando, ¿Cómo está? –dijo con una sonrisa alerta.

Antes de que Armando pudiera preguntar algo, Sandra lo interceptó primero –¡Ay si! Aquí estoy doctor –le dijo Sandra una vez que corrió hasta donde estaba su otro jefe –¿Se le ofrece algo, doctor? –preguntó con temor, pues no le gustaban los gritos desquiciados que emitía su jefe.

–Si, vea... –empezó Armando, olvidando el regaño –Necesito que vaya a producción, busque a Lorenzo y le pida los informes de producción del mes –pidió Armando –Una copia para mí y otra por supuesto para Calderón ¿bueno? –solicitó.

–¡Claro que si doctor, ya mismo! –dijo Sandra.

Pero Armando la llamó nuevamente antes de que ésta desapareciera –Sandra...venga para acá –le pidió en un susurro.

Mientras Aura María, fingía teclear unas cosas en el computador, pues ya había tomado su lugar. Rogaba que don Armando no hubiese escuchado la conversación, ¡Que sino! –pensó.

Santamaría x BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora