*Diferentes días, diferentes personas*
Rodrigo estaba dormido en el departamento de Catalina.
La relacionista había enfermado, y dado que tenían una cita el sábado y tuvo que cancelar, el abogado se presentó en el departamento cuando la escuchó con esa ronquera que encontró un tanto sensual, pero que bien denotaba lo mal que se encontraba, animándose a cuidarla mientras aprovechaba para conocerla un poquitico más.
El par yacía en la cama, con una Catalina que poco a poquitico despertó, percatándose del brazo que rodeaba su dorso, siguiendo el caminito hasta que se encontró con Rodrigo profundamente dormido.
Catalina revoloteó sus ojos cuando se percató que el muy pillo aprovechó para dormir a su lado, tomando su brazo para retirarlo, instando al abogado a regresarlo.
–Rodrigo... –soltó Catalina hasta que el abogado abrió un ojito, volviendo a cerrarlo.
La relacionista volvió a tomar su brazo para quitarlo, sin poder evitar posar una mueca divertida pues el condenado no se había ni inmutado.
–Rodrigo, ¿Qué hace acá, ah? –soltó Catalina mientras sentándose en la cama, todavía un poquitico atontada por el medicamente, pero Rodrigo gruñó, volviéndose a acomodar para quedar más cerquitica. –¡No puede ser! –acusó la relacionista, pero el abogado comenzó a reír.
–¿Cómo sigue, Catita? –sondeó Rodrigo retirando su brazo disimuladamente, pasando su mano por sus ojos para despertar.
–No quedamos que durmiera acá y menos en mi cama –apuntó Catalina que permitió cuidara de ella y le hiciera compañía, pero que se fuera cuando quisiera.
–Catita, a esta edad mi espalda no soporta dormir en el piso ni en el sillón... –acusó Rodrigo con tremenda sonrisa, instando a la relacionista a negar –Se ve muy linda... recuperada, pero no del todo... –señaló tratando de distraerla, pero justo Catalina empezó a toser una vez más.
Rodrigo se levantó rápidamente para servirle un poquitico de agua que tomó la relacionista hasta que su tos cedió, para luego estirar la mano y encontrar el medicamento para su bronquitis.
–Gracias –musitó Catalina con su semblante agotado, pero con ese dulce brillo que la posaba, agradeciendo genuinamente el apoyo del abogado, pues era la primera vez que alguien con quien no estaba sentimentalmente involucrada la cuidaba.
–¿Ve? Y usted que me quería correr... –soltó Rodrigo chistosamente ganándose el revoloteo de ojos de Catalina. –¿Qué tal si se ahoga y nadie se da cuenta? ¿Y luego nuestras citas? –cuestionó en tono preocupado, haciéndola reír que tosía de tanto en tanto.
–¡No pues! ¡Disculpe por enfermarme y cancelarle la cita! –acusó Catalina tosiendo nuevamente, instando a Rodrigo a acercarse y palmearle la espalda suavemente.
–Disculpada. –musitó chistosamente, recibiendo una mirada cargada de reproche de Catalina –¿Qué se le antoja para desayunar? –sondeó mientras Sansón, el perro de la relacionista aparecía en la habitación y Rodrigo lo comenzaba a acariciar.
Catalina soltó un suspiro resignado y sin embargo, se sorprendió por lo bien dispuesto que resultó Rodrigo, negando mientras cruzaba su suéter al pecho. –No creo que se haya inscrito a esto, ¿cierto? –sondeó divertida pero Rodrigo se encogió de hombros sin decir palabra. –Lo que sea está bien Rodrigo... No sabía que cocinaba... –musitó juguetonamente, mientras el abogado soltaba la carcajada.
–Yo no cocino, eso déjeselo a Juanmita –soltó entre risas –¡Pero viera que soy muy bueno con la guía telefónica o puedo buscar algo...! –explicó colocándose los zapatos mientras Catalina reía.
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Santamaría x Betty
FanfictionUn abogado penalista con un divorcio difícil, encuentra el encanto del romance en una economista brillante y cautivadora.