Fuerza de voluntad

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*Diferentes días, diferentes personas, diferente lugar*


Beatriz y Santamaría habían celebrado su propio día de Navidad juntos.

Intercambiaron regalos, platicaron sobre sus respectivas familias y disfrutado del frío mientras estaban abrazados en el sillón, compartiendo besos tiernos, caricias traviesas que convirtieron ese simple momento en lo más preciado que les dejó la Navidad, que los dejó deseando por compartir más momentos juntitos.

–Buenas noches, mi vida –susurró Santamaría cuando llegó el momento de irse, dándole un beso tierno a la economista que todavía tenía en sus brazos y de la que no se quería despegar.

–Buenas noches, Juan Manuel –respondió Beatriz tímidamente, acariciando con sus dedos su rostro, antes de cerrar sus ojos y dejarle un beso quedo a esos labios que tanto le provocaban, dejando otro más completamente emocionada por su novio divino y que a su vez, estaba fascinado por la ternura que su novia demostraba, dándole un besito más, uno aferrado para ahora sí permitir que se marchara muy a pesar de ambos, pero dando por fin paso a la última semana del 2000.


Ese martes María Beatriz llegó a Ecomoda para almorzar con el par de economistas como habían acordado, causando revuelo en la planta administrativa. –¡Buenos días! –exclamó María Beatriz ruidosamente, para sorpresa de las secretarias que hace meses no la veían –¡Patricia! ¿Cómo has estado? ¡Veo que todavía tienes tu mercedes! –soltó acercándose a la peliteñida.

–¡María Beatriz! ¡Qué gusto tenerte por acá... Pues si, si, lo voy a recuperar –replicó Patricia saludándose de beso en la mejilla, comenzando a menear su cabello –¿Vienes a ver a Marce? –preguntó cambiando de tema.

–No, no, vengo por Danielito y ese amigo suyo tan peculiar, vamos a ir a almorzar –explicó alegremente, pero Patricia posó una mueca por lo que acababa de escuchar.

–¿Nicolás Mora? ¿Vas a salir con tu hermano y el aprovechado de Nicolás Mora? –preguntó con sorpresa.

–Lo de aprovechado no me consta Patricia, pero ya veremos, tiene demasiada fuerza de voluntad el pobrecito. –soltó risueñamente, siendo cuestionada por la peliteñida mientras las secretarias escuchaban divertidas el diálogo, hasta que el par se acercó.

–Vamos, hermanita –soltó Daniel Valencia mirando con molestia a Patricia.

–¿Dónde están tus modales? Buenos días Daniel, estoy muy bien, ¿y tú? –soltó divertidamente María Beatriz dándole un beso en la mejilla al accionista que retiró su rostro con fastidio, mientras su hermana se acercaba a Nicolás que veía a las mujeres con temor –¡Nico! ¿Cómo estás? ¿Listo para ir a almorzar? –preguntó colgándose de su brazo.

–Eh, si señorita va-vamos –musitó nerviosamente Nicolás, mientras Daniel pedía el ascensor.

–Pero no me digas así, ¡Ya te dije, con confianza! –espetó María Beatriz acomodándole la gabardina –Adiós Patricia –despidió subiendo al ascensor, dejando a Patricia con la boca abierta pues semejante interacción le molestó, sentándose en su lugar una vez más.

–¡Patricia te estoy hablando! –soltó Marcela minutos después cuando llegó a su escritorio para ir a almorzar, despertándola de sus cavilaciones para ahora sí voltearla a ver. –¿Lista? –preguntó otra vez.

–Si Marce, vamos –musitó Patricia tomando su bolso pero sin poder cambiar su semblante, tomando el ascensor con la gerente.

–¿Qué tienes? –preguntó Marcela cuando se percató del ánimo de Patricia, bajando hacia la recepción para luego salir al parqueadero por su auto, subiéndose para luego arrancar.

Santamaría x BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora