Equipaje

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Beatriz despertó con una sonrisa en la cara.

Primero, porque su semana terminó con la visita inesperada de Michel Dionel, misma que conllevó un café, un paseo por el centro, una oferta de trabajo, y una plática sobre el abogado. Beatriz no habló mucho al respecto, pero el francés intuyó que realmente se gustaban, así que cesaron sus intentos para con la economista, llegando al hotel donde se hospedaba.

...

–Recuerde que tiene un amigo en Cartagena que lo espera –dijo Michel cariñosamente cuando se despidió de ella –También no olvide que mi oferta se mantendrá en pie, pues apenas comienza, así que tenemos tiempo para actuar. –le dijo nuevamente, para luego darle dos besos, uno por mejilla, despedirse y entrar a su hotel para cambiarse, pues tenía una cena con su socio una vez más.

–Lo tendré en cuenta Michel, muchas gracias, de verdad JOJOJOJO –dijo Beatriz con una sonrisa –Bon boyage! –le dedicó la economista, tomando su auto.

Beatriz llegó a su hogar sin demora, por lo tanto, se ahorró los reproches de don Hermes, así como un tiempito para organizar su fin de semana, animándose a llamar a Santamaría para ver si se podían ver antes de la hora acordada, regulando la respiración antes de marcar.

–¿Alo?...Buenas noches, Santamaría –musitó Beatriz desde su habitación cerrada.

–¡Bella genio! ¿Cómo está, mujer? –cuestionó con una sonrisa remarcada en su barba, mientras el hombre veía las noticias.

Beatriz sonrió al escucharlo, pues lo había extrañado, así que rio antes de proseguir –OJOJOJO Bien, muchas gracias, ¿usted, qué tal está? –musitó para evitar que sus papás escucharan.

–Feliz de que me llame, así que de maravilla –le dijo coquetamente, pues sin duda el abogado también la había extrañado.

–¡Ay doc... Santamaría! OJOJOJO –exclamó con incredulidad –Le, le quería pedir algo...–comentó otra vez, esperando aceptara.

–Lo que quiera mujer, ¿qué necesita? –le respondió solícitamente el abogado, aunque después se arrepintió un poquitico pues capaz y reagendaba la cita y moría por verla otra vez.

–Quería ver si es posible me acompañe temprano a ver unas cositas para el departamento... –le explicó Beatriz tomando valor, pues no quería ir sola y quería avanzar un poco la mudanza a su nuevo hogar –Bueno... OJOJOJO, solo si no está ocupado, es que sería vernos más temprano de lo acordado, ¡Pe-pero le prometo que le invito la comida! –apresuró a decir antes de que Santamaría dijera algo, escuchando sus tenues risas.

–Beatriz, usted me convenció con el "vernos temprano"... –le contestó risueñamente, pues eso significaba que su economista estaría más cerquitica cuando se mudara, escuchando sus risas nerviosas a través de la línea –Dígame, ¿en dónde nos vemos y a qué hora le gustaría? –sondeó Santamaría, dándole la libertad para que eligiera ella.

–Estaba pensando en la plaza comercial que está cerca del parque... –dijo Beatriz, recordando que había visto unas tiendas y escaparates cerca de Quirinal, así como locales de comida que podrían probar –¿Se le hace muy temprano a las diez? –cuestionó para ver qué pensaba su abogado.

–Bien, nos vemos a las diez de la mañana en la entrada principal ¡No puedo esperar! –dijo animadamente Santamaría, para luego bajar la voz y proseguir con lo que había pensado todo el día –La, la extrañé hoy, bella genio –le confesó en un susurro, pensando que Beatriz se reiría de los nervios, pero no, solo escuchó lo que le pareció un suspiro, pero no estaba del todo seguro.

Santamaría x BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora