Destino Ω 1/2

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— Acompáñame a la fiesta. No quiero estar solo rodeado de adultos aburridos toda la tarde. — Shinobu y Misaki se encontraban recogiendo todas sus cosas, la última clase del día de hoy había finalizado hacía unos minutos y el profesor ya les había dado permiso de retirarse. 

— Ya te dije que no puedo esta tarde, hoy también es la ceremonia de premiación de Usagi-san. — Shinobu llevaba rogando toda la mañana para que Misaki lo acompañara a la fiesta de compromiso de su hermana, que se llevaría a cabo esa tarde. 

— Él estará bien solo, yo necesito apoyo psicológico. — Para ese momento ambos ya habían tomado sus cosas y ahora se dirigían a la salida de la escuela. Dejando de lado que estaba seguro sería una reunión realmente aburrida y que bajo ninguna circunstancia encajaría en ese ambiente, esa reunión estaría repleta de alfas pomposos conocidos de su viejo, sumandole a que venían de una familia llena de alfas. Nunca llegaría a sentirse cómodo en esos lugares.

— Sólo es la fiesta de compromiso de tu hermana, estarás bien. En unas horas ya estarás de vuelta en tu casa. — Shinobu hizo una cara de inconformidad, en serio no entendía porqué sus padres insistían tanto en que fuera, su presencia no haría diferencia alguna en el desenlace de esa ocasión.

— ¿Para qué necesitan tanta formalidad? Si a fin de cuentas se van a casar ¿Para qué molestarse en hacer dos fiestas?  

— No lo sé, cosas de gente rica. — Shinobu hizo un puchero, Misaki rió ante aquello, le gustaba molestar a su amigo por sus cosas de gente rica.

— Bien, iré solo. Pero si algún alfa pervertido se me acerca, te culparé a ti. — Dijo el rubio resignado, sabía que ya no habría forma de convencer a Misaki aunque le encantaría que recapacitara acerca de acompañarlo.

— ¡Oye! Ya te dije que iría contigo si fuera otro día. — Reclamó el castaño empujando levemente a Shinobu, siempre quería culparlo por todo. — Estarás bien, sólo no olvides tomar tus supresores y no te alejes de tus padres. 

Se separaron en la entrada de la escuela, ambos iban por caminos diferentes después de todo. Misaki debía regresar a su casa para arreglarse y esperar a su príncipe, al parecer el novio de su amigo había ganado un premio de literatura y lo acompañaría a la ceremonia de premiación. Aunque se mostraba molesto la mayor parte de las veces que Misaki lo dejaba de lado por su novio es que la verdad se encontraba muy feliz por él, desde que conoció al castaño apenas habían entrado a secundaria, no se había separado de él, y Misaki era una persona que se privaba de muchas cosas con tal de no molestar a los demás, pero desde que comenzó a salir con Usami lo notaba mucho más alegre y en las nubes todo el tiempo y sus conductas abnegadas habían disminuido. 

Pero había algo que no podía evitar aunque quisiera y era sentirse celoso. 

Debido a que creció rodeado de alfas llegó un punto en el que quiso desligarse por completo de ellos, no entendía la razón de asombro de la sociedad ante los alfas, eran personas completamente normales, la única diferencia es que tenían la capacidad de embarazar a quien se les atravesara, y no estaba seguro de que eso fuera una cualidad. Toda su familia esperaba que fuera un alfa como el resto de sus parientes, cuando le hicieron su examen de género al terminar la primaria todos se sorprendieron al saber que era un omega. Sus padres no dijeron nada, pero estaba seguro de que estaban, aunque fuera un poco, decepcionados. Y fue cuando comenzó a tener un resentimiento a los alfas, no entendía cómo el género podía ser tan importante como para relegar a alguien que amas y dejarlo de lado, porque obviamente su hermana mayor alfa era la que recibía la mayor atención. 

Cuando entró a la secundaria, les contaron acerca de las parejas destinadas, y de alguna forma, un poco de esperanza nació en él. Precisamente por haber crecido como creció, nunca pudo conocer una pareja de betas o una de alfa y omega, una pareja que se apreciara de verdad, no como los matrimonios arreglados que abundaban en su familia. Y fue cuando comenzó a hacerse ilusión de conocer algún día a su pareja destinada, tal vez esa persona podría hacerle ver la vida de una forma diferente a como se la habían enseñado sus padres, tal vez podría enamorarse de verdad de esa persona. Y era algo que ansiaba con todas sus fuerzas. Sabía que las probabilidades de encontrar a su pareja destinada eran limitadas, después de todo, de millones de personas que hay en el mundo sería una suerte inmensa terminar viviendo en el mismo país, en la misma ciudad, en la misma época, que esa persona. Por eso envidiaba tanto a Misaki, con sólo 15 años había conocido a su alfa destinado de la nada, y vaya alfa que se había ido a encontrar, Misaki se había sacado la lotería en su máxima expresión.

Koi No YokanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora