Osito

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ADVERTENCIA Contenido +18
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- ¡Eres un idiota si crees que voy a salir de aquí vistiendo esto! - La voz furiosa de Misaki se escuchaba a través de la puerta de aquel armario.

- Perdiste la apuesta, tienes que pagar. - Usami simplemente lo esperaba afuera, sentado con tranquilidad a la orilla de su cama.

- P-pero esta cosa... - Su voz a duras penas salía por la vergüenza que sentía.

- Dijiste que harías cualquier cosa.

- ¡Estoy completamente seguro de que hiciste trampa!

- No hice trampa. Anda póntelo.

- Eres un maldito pervertido... - Y se dispuso sacar cada una de las piezas de ropa que había en la bolsa, la que tan solo hace unos minutos Akihiko le había entregado maliciosamente.

La causa de esta pequeña situación que acontecía entre la pareja se debía a una pequeña apuesta que había surgido entre ambos unos días antes. Misaki llegó a un punto de desesperación total por ver a Usagi fumar y fumar como locomotora mientras trabajaba, que se enojó con él y explotó recriminándole cosas y cosas, sobre que se iba a morir joven, que debía dejar de fumar, que era un hábito asqueroso, etcétera, etcétera. Pero entre todo el regaño del menor hubo una frase que caló en el escritor.

"¡Apuesto a que no puedes durar ni un día sin fumar!"

Y bueno, la palabra "apuesto" resonó mucho en los oídos del mayor, y al ver al castaño tan adorablemente enojado, le dieron muchas ganas de jugar un poco con él.

"Te apuesto a que puedo pasar un día sin fumar, sin problemas."

Y bueno, de esa forma se consumó una pequeña apuesta entre ambos, en donde Misaki, al estar totalmente seguro de que el otro perdería, apostó lo que él quisiera, cualquier cosa que al escritor se le ocurriera. Y Usami sonrió ante aquella decisión.

Para la sorpresa de Misaki, Usagi lo logró. Soportó un día sin tocar un sólo cigarrillo.

Y tenía que cumplir con cualquier cosa que el otro le pidiera.

Y ahora estaba allí encerrado en el armario del cuarto del mayor, sin querer salir de allí. Cuando llegó de trabajar ese día, Usami lo estaba esperando con una bolsa de papel en mano, diciéndole que debía cumplir con la apuesta, cuando el mayor lo hizo entrar a su cuarto sabía que nada bueno iba a salir de aquello, pero ya no había forma de huir. Cuando estuvieron dentro Usagi le dijo que se pusiera la ropa que estaba en la bolsa, entró al armario para cambiarse sin que el otro lo viera. Pero al ver lo que estaba dentro de la bolsa quiso salir huyendo de ahí enseguida.

- Mientras más rápido te lo pongas más rápido te lo quitarás, anda. - Misaki soltó un muy largo suspiro de resignación, y se vistió con esa cosa lo más rápido que pudo, mientras menos la viera menos le daría vergüenza, aunque sus mejillas ya estaban coloreadas de un intenso color rojo del que sería imposible deshacerse en toda la larga noche que le esperaba.

- Te odio. - Y abrió la puerta, dando paso a un muy avergonzado y cabizbajo Misaki, que apretaba con fuerza la tela del lindo conjunto que traía puesto.

El adorable traje que Usami había ordenado y escogido meticulosamente por internet para Misaki era un pequeño short pegado a la parte de arriba, casi como un overol, de color café claro; por debajo de este llevaba una blusa de manga larga casi transparente pero de un tono de café mas oscuro; y para finalizar llevaba en conjunto unas botitas y unos guantes peludos, unas lindas orejitas de oso y un gran moño en su pecho, claro sin olvidar también la linda bola peluda que llevaba como cola.

Koi No YokanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora