Dulce amanecer

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Misaki abrió con lentitud sus párpados, la verdad, es que no quería abrirlos, ni mucho menos levantarse de esa gran y suave cama, que por cierto, no le pertenecía. Era imposible no tener sueño luego de casi no haber dormido nada la noche anterior, estaba seguro que al momento en que cayó rendido por completo ya eran pasadas las 4 de la mañana. 

Se retorció entre las sábanas, un aire frío se coló entre ellas, el invierno comenzaba después de todo, y de inmediato buscó a tientas una colcha más gruesa a sus pies, y sin pensarlo cubrió por completo su cuerpo desnudo, y de paso, el de la persona que se encontraba en igualdad de condiciones a un lado suyo.

Al momento de hacer aquello, el escritor se removió un poco, girando su cuerpo por completo hasta quedar frente a frente de él. Estaba completamente dormido, lo podía comprobar fácilmente debido a su respiración tranquila.  Se recargó sobres sus antebrazos, tomando una postura que le facilitaba por completo admirar el pacífico rostro del mayor. Eran pocas las ocasiones en las que se daba el tiempo de verlo tan detalladamente, porque por supuesto que lo hacía, de vez en cuando necesitaba saciarse con la vista que le regalaba su novio, era increíblemente guapo y la verdad es que aunque nunca lo fuera a admitir en voz alta, no había forma de negarlo, por algo las mujeres siempre estaban detrás de él. 

Con cuidado acarició una de las mejillas del contrario, para luego colocar uno de los rebeldes mechones de cabello detrás de su oreja; el cabello de mayor no era el mejor por las mañanas. Un bostezo se escapó de su boca luego de un rato, podría permanecer mucho más tiempo ahí, pero la realidad era que en verdad tenía sueño, así que aprovecharía para dormir un poco más a lado del cálido cuerpo de Usami. 

Buscó su celular en la mesa de noche, revisando la hora, eran las 8 en punto. A pesar de que normalmente esa era su hora de levantarse, ese día en particular, realmente no quería hacer nada, sus quehaceres en el hogar podían esperar un poco. 

Regresó su celular a su lugar y se acurrucó de nueva cuenta entre las colchas, esta vez, abrazando suavemente al otro para no despertarlo, acurrucándose en su cálido pecho desnudo. A esa distancia le era muy fácil percibir el aroma de su novio, ese aroma tan característico al que era adicto desde hace casi 5 años. 

Debía volver a dormir antes de que el otro despertara y notara que había tomado esa posición voluntaria y conscientemente. Si lo descubría no se lo quitaría de encima en un par de días; aunque la verdad es que, a esas alturas, no le importaba mucho tenerlo encima de él.

Lo amaba después de todo...

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Se me fue muy rápido el tiempo, y ya para cuando acordé ya había pasado un mes desde el ultimo cap, una disculpa, pero para no dejarles sin nada hasta que tenga la próxima historia les dejo esta cosita hecha con amor en la madrugada ❤️

Koi No YokanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora