Rayo de sol

664 72 8
                                    

Abrió la puerta de su estudio, con Suzuki bajo un brazo y el montón de hojas que formaban su manuscrito en la mano contraria. Estaba derrotado, había pasado la noche en vela terminando el material preliminar de su próxima novela, Aikawa le había exigido que estuviera temprano esa mañana porque tenía que presentarlo en la editorial por la tarde. Bajó las escaleras y cuando estuvo en la sala dejó los papeles junto a un disco duro en la mesa de centro del lugar, listo para cualquier momento en el que su editora entrara por esa puerta.

Se dirigió a la cocina y encendió la cafetera, era una de las cosas que con el tiempo había aprendido a salir ileso. Una vez hecho esto se recargó en la cocinera, con los brazos cruzados, en espera de que se terminara de preparar su café. Misaki seguía dormido, a pesar de que el menor siempre estaba despierto temprano por la mañana pero ese día en particular era realmente temprano, aún estaba oscuro y apenas comenzaba a asomarse el sol por las ventanas del departamento. Luego de unos minutos sirvió el café en una taza, y ya con ella en mano se dirigió a tomar asiento en la mesa del comedor, junto a su fiel oso. 

Justamente en la silla donde tomó asiento, un rayo de sol se colaba e iluminaba directamente su rostro, se maldecía tanto por no haber colocado cortinas ahí antes. El sol a primera hora de la mañana podía caber en su lista de cosas que más odiaba en su vida. Pudo moverse de ahí, pero la verdad estaba muy bien acomodado en esa posición, así que decidió quedarse ahí tomando de su café, esperando que el sol avanzara y dejara de iluminar su cara en algún punto. Si no fuera por su caliente bebida, probablemente ya habría caído desmayado encima de la mesa. Y de hecho sus ojos estaban cerrándose, pero los pasos tranquilos de Misaki bajar las escaleras lo trajeron de vuelta al mundo.

— ¿Usagi-san? ¿Terminaste tu manuscrito? — Misaki se encaminó directamente a la cocina, el mayor supuso que se dirigía a preparar el desayuno, como usualmente hacía inmediatamente después de levantarse. 

— Umm. — Hizo un ruido extraño en contestación, que el menor tomó como una afirmación.

— Aikawa-san no debe tardar en llegar. 

— Umm. — No tenía fuerzas para contestar más que eso, ni siquiera como para levantarse para ir a molestar un poco a Misaki. Si otro día hubiera sido, ya habría ido por él y lo habría arrastrado hasta el sofá de la sala, para recargar un poco de energías.

— ¿Quieres más café? — preguntó Misaki, sabiendo que esa era una de las pocas cosas que probablemente podía hacer que el otro recobrara un poco la vida.

— Umm. — Esa fue más que contestación suficiente para que Misaki se acercara con la jarra de café para llenar la taza del mayor. Quien de inmediato tomó un sorbo de ella.

Misaki lo vio con detenimiento con un leve sonrojo en su rostro, Usami estaba completamente despeinado, con su camisa desarreglada y los primeros botones de la misma desabrochados. Desvió su mirada y regresó sobre sus pasos hasta la cocina, para dejar la jarra de café en su lugar en la cafetera, y para luego dirigirse hasta el refrigerador, de donde sacó un plato con un pequeño pastel individual, y regresó al comedor. Donde colocó el postre en la mesa frente al escritor.

— Feliz cumpleaños. — Usami se sorprendió por la repentina felicitación. Por el atareo de terminar su manuscrito no había tenido tiempo de pensar en el día que era, 3 de marzo, su cumpleaños.

— ¿Cuándo lo hiciste?

— Lo preparé luego de que te encerraste en tu estudio. — Usami sonrió inconscientemente al pensar en Misaki preparando aquel pastel, en medio de la noche, decorando minuciosamente el pastel con frutas y ositos de dulce. 

—Ven acércate. — Misaki no se había movido de su lugar desde que dejó el pastel frente a él, sus mejillas se encontraban levemente sonrojadas y se veían con mayor claridad gracias a la luz del sol que había dejado de iluminar su lugar y ahora iluminaba a su pequeño a su lado.

— ¿Qué sucede? — Misaki se confundió ante la petición pero inclinó su cuerpo hasta donde se encontraba el mayor sentado. Y cuando tuvo al castaño lo suficientemente cerca, depositó un suave beso en una de sus mejillas. Misaki se alejó sorprendido por el roce de los labios del mayor, pero no dijo nada.

— Gracias Misaki.

Misaki iluminaba su día más que cualquier rayo de sol.

.
.
.
.
.
.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Hola! Aquí les traigo un pequeño especial por el cumpleaños de Usagi. Este año la verdad no tenia planeado escribir nada por su cumple peero luego de terminar el dibujo del inicio se me vino a la cabeza esto y tuve que escribirlo rapidito ❤ Espero les gustara ~

Koi No YokanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora