Sopa de verduras

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Usami meditó unos segundos delante de la estufa, viéndola con detenimiento y con ojos retadores. Se alejó de ella, encontraría la manera de encenderla pero primero debía preparar el resto de los ingredientes.

Según la receta que había encontrado y escogido meticulosamente en internet (asegurándose de que fuera lo suficientemente sencilla como para que ni siquiera él pudiera arruinarla), primero debía cortar las verduras en cubos para preparar el caldo de la sopa.

Y bueno, y se preguntaran porqué razón, situación o circunstancia el gran Usami Akihiko -bien conocido por ser completamente inútil en cualquier actividad que no se relacionara a su trabajo- se encontraba preparando una sopa de verduras. La razón tenía nombre y apellido: Misaki Takahashi. Misaki había amanecido esa mañana con un notable resfriado y una fuerte fiebre. Y entró en pánico. Takahiro estaba fuera de la ciudad y Aikawa muy ocupada en la editorial como para ayudarle a hacer algo; era la primera vez que se enfrentaba a un problema de tal magnitud por su cuenta y terminó llamando desesperado a un doctor. Este le dijo que no había nada de qué preocuparse, y que con solo tomar las medicinas que le recetó y con descansar por unos días el menor estaría bien; también le recomendó que le preparara cosas calientes y fáciles de digerir, osease, tés y sopas. 

Pero él no tenía ni puta idea de cómo preparar una sopa.

Misaki llevaba dormido desde que el doctor se fue, y seguramente tendría hambre cuando despertara. Ir por sopas hechas de la tienda no era una opción, y no tenía ni la menor idea de un lugar que vendiera comidas caseras cerca de ahí, tampoco quería salir a buscar algo y dejar a Misaki sólo en el departamento, por lo que, su última opción fue prepararle algo por su cuenta.

Había revisado recetas de sopas en internet y una vez se aseguró de que hubiera los ingredientes en la nevera, decidió que podía intentar algo.

Lavó algunas zanahorias, patatas y unos puerros, y luego de secarlos, tomó un cuchillo del cajón, el que pensó serviría mejor (porque había muchos cuchillos en el cajón), y se dispuso a cortar cuidadosamente una zanahoria. La maldita era más dura de lo que aparentaba, pero no lo iba a vencer ese palo naranja. Luego de unos minutos logró cortarla toda en rodajas, siguió cortando algunas otras, para seguir con las papas y el puerro. Terminó de cortar todo, victorioso, con sus dedos enteros y sin sangre.

El paso que seguía era cocer las verduras, y para eso necesitaba agua hirviendo. Bien, si había salido ileso del cuchillo podía salir ileso del agua hirviendo. Pero primero debía encontrar una olla que sirviera para una sopa ¿Dónde estaban las ollas? Para su suerte no fue difícil encontrarlas, Misaki las guardaba en una de las alacenas de abajo de la cocinera. Escogió una que, si recordaba bien, Misaki usaba para preparar miso y algunas sopas. Agradecía tanto guardar esa información en alguna parte de su cerebro. La llenó hasta la mitad de agua, esperaba que fuera suficiente, y la colocó encima de la estufa.

No podía equivocarse al encender la estufa, si hacía algo mal los resultados podrían ser peligrosos. ¿Tenía que prenderla de algún lado? ¿O directamente giraba la perilla? Al no ver ningún botón que dijera on/off, supuso que simplemente debía girar la perilla, bueno, una de las cuatro perillas. Giró la primera perilla que tocó pero la estufa no hizo nada, no salió ninguna flamita, incluso pasó su mano por encima de las hornillas pero no se sentía caliente. Fue cuando enfocó su vista hacia abajo que vio la luz del horno encendida, y recién notaba que, de hecho, sentía algo de calor en sus piernas. Se apresuró y giró la perilla que recién había girado  para apagar el horno. Y trató con otra perilla, esta vez funcionó, una de las hornillas encendió, no era la que quería pero bastó con mover la olla hacia un lado para ponerla al fuego. Ahora sólo debía esperar a que hirviera para echar las verduras, o eso imaginaba, no lo pensó mucho, sólo sabía que el agua debía estar lo suficientemente caliente como para cocer las verduras. 

Koi No YokanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora