Koi No Yokan

Borracho adorable

Se lo dijo ¿Se lo dijo? Claro que se lo dijo. Pero Misaki no quiso hacerle caso y aún así fue a esa reunión con sus compañeros de la universidad. Misaki no era una persona de, particularmente, salir mucho con sus compañeros, pero en esa ocasión era diferente, era una pequeña fiesta que había organizado la generación de Misaki por su salida de la universidad, una reunión por su graduación pues. 

Antes de irse a la reunión le advirtió encarecidamente que no bebiera demasiado. La verdad, hubiera preferido que no asistiera, pero obviamente no quería quitarle esa experiencia a su pequeño, después de todo, sólo una vez se graduaría de la universidad. También estaba el hecho de que estaba tratando de dejar de ser posesivo con él; algo que en gran medida ya había logrado, sin embargo, en esta ocasión tuvo un poco, no, mucho miedo de dejarlo ir solo.

¿Por qué?

Porque Misaki no sabía beber.

No toleraba para nada el alcohol. De hecho, Misaki no solía beber y/o comer nada que contuviera alcohol, pero cuando lo hacía se descontrolaba demasiado, y 1. caía desmayado en donde fuera que estuviera o 2. se ponía a hablar de más como un borracho insoportable. Y en cierto modo le parecía un poco lindo, era un borracho adorable, sí, pero eso era cuando él estaba para verlo, protegerlo y grabarlo para molestarlo al día siguiente, pero en esa reunión no estaría presente para hacer nada de eso.

Y bueno, cómo en el fondo de su corazón sabía que pasaría, Misaki había bebido de más, y pasada la media noche recibió una llamada del celular de Misaki, pero no era su novio el que hablaba, se trataba de su mejor amigo, Toudou, quien le llamaba para pedirle que fuera a recoger al castaño porque estaba muuy borracho y no sabía qué hacer con él. Toudou se excusó disculpándose y diciéndole que le había dicho a Misaki que parara de beber pero no lo escuchó, parece que sintió su aura molesta a través del teléfono y se vio en la necesidad de contarle las razones del estado de Misaki. Por supuesto que no lo culpaba, Misaki ya era un adulto que, se supone, debía ser responsable con la cantidad de alcohol que bebía, pero al parecer su sentido común y responsabilidad se quedaron en casa esa noche.

Y bueno, ahora se encontraba estacionando su auto cerca del bar en donde se encontraban los universitarios festejando, para entrar a recoger a Misaki. Entró en el establecimiento y se dirigió a la sala que el otro le había indicado por teléfono, y ahí lo vio. Casi en la entrada de la sala estaba Misaki tambaleándose en su lugar y murmurándole quién sabe qué cosa a su amigo Toudou, que se veía en un gran aprieto. 

— ¡Usami-san! — En el momento en el que el pelinegro lo vio entrar exclamó su nombre con una expresión de alivio inmenso dibujada en su rostro. Simultáneamente, al escuchar su nombre, el resto de los universitarios guardaron silencio, algunos lo veían confundido, asombrados y algunos otros lo miraban sonrientes. Ignoró aquello y se dirigió hacia su problema; el bulto en el que se había transformado su novio en ese instante.  — Lo lamento mucho, le dije a Takahashi-kun que dejara de beber ¡Pero no me escuchó! —  

— Toudouu ¿Viste dónde dejé mi vasso~? - Misaki arrastraba las palabras tambaleándose un poco mientras buscaba el dichoso vaso, que de hecho, estaba vacío frente a él.

— ¡Ya te dije que es suficiente!

— Aaah, eres maloo ~ — tras decir aquello el castaño se dejó caer dramáticamente sobre su amigo.

— Yo me encargo. — Dicho eso y sin mucho esfuerzo, el escritor levantó a Misaki del suelo para colocarlo sobre su hombro, como un vil costal de papas, no podía seguir viendo a Misaki en ese vergonzoso estado.

– Buenas noches Usami-san, de nuevo, una disculpa. — Toudou se levantó de su lugar para despedirse y dedicarle una muy marcada reverencia al mayor.