Capítulo treinta y dos

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"—Tienes que amarme más fuerte."

Nicolás me ayuda a subir al auto, Gaspar sube por el otro lado.

Tomo mi celular y bloqueo a Valentino.

—Quiero cambiar mi número —digo.

Gaspar me mira y asiente.

—Ya sabías lo del beso, no te puedes enojar —suelto cabreada.

—No lo estoy —se encoge de hombros.

Sí, está enojado.

—No sentí nada, no quiero ver cerca a Valentino. ¿Cómo puedo poner una orden de alejamiento? —pregunto.

—Ya la tiene —responde Gaspar.

—¿Y por qué la rompe?

—Porque tú lo permites, y cuando quiero que lo denuncien, no dejas que lo hagan —dice cabreado.

Busca en su bolsillo su celular, y se concentra en eso.
No me habla en todo el camino...

Cuando llegamos a casa, soy la primera en bajar.

Su mansión sigue igual, recuerdo la primera vez que estuve aquí, cuando estuvimos encerrados en su panic room, desde ese momento comencé a sentir una conexión muy grande con Gaspar

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Su mansión sigue igual, recuerdo la primera vez que estuve aquí, cuando estuvimos encerrados en su panic room, desde ese momento comencé a sentir una conexión muy grande con Gaspar...

Miro a Gaspar, pero este me ignora y camina a la casa. Decido no decir nada.
Tomo mi celular y llamo a Roma.

—Hola bebé, no sé nada de ti... —contesta.

—He estado con muchos problemas —intento alejarme lo más que puedo de Gaspar.

Pero él sube las escaleras, yo salgo al patio trasero.

—¿Llegó Gaspar? —pregunta Roma.

—Ese día me junté con Valentino, Gaspar por alguna razón lo supo y viajó a las dos horas de que viajamos nosotros. Fue todo un desastre, nuevamente el cabrón me besó, pero decidí estar con Gaspar, porque de verdad quiero estar junto a él, solo me confundí —explico todo—. Hoy salimos a comprar algunas cosas y nos encontramos con Valentino, el cual no desperdició la oportunidad de gritar que le había "comido" su boca, fue todo una mierda, y siento que Gaspar está enojado ahora...

—Una mierda... —suspira Roma.

Veo a Gaspar que viene.

—¿Irás hoy a la noche? —pregunto.

—Sí, sola. León quería ser mi acompañante, pero decidí que no, ya que intenta estar conmigo en público, pero no sé cuál es su propósito.

—Entonces te veo ahí, voy a colgar, te amo —lanzo un beso.

—Y yo a ti —dice Roma.

HUYE DE ÉL ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora