Capítulo nueve

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"—No te daré lo que quieres."

—Yo creo que sí —sonríe.

Niego.

Seguimos almorzando, bueno, comiendo nuestro gran menú.

—¿Quieres ir a algún otro lugar? 

Asiento.

—¿Dónde?

—Tú eliges —sonrío.

Toma mi mano y vamos a su auto. Vamos rumbo a donde Gaspar decida...

Llegamos a un inesperado lugar...

—¿A la playa? —pregunto cuando está estacionando su auto.

—¿No te gusta? 

—No, es sólo que pensé iríamos a otro lugar —sonrío—, pero me gusta.

—Te quería invitar a ver un lindo atardecer —acaricia mi mano.

—Me encanta.

Y es verdad, me encanta la playa, podría pasar todas mis vacaciones aquí.
Gaspar desciende del auto y me ayuda a bajar.

—A mi también me encanta venir a la playa, es algo que me relaja bastante —comienza a hablar.

—¿Y puedes venir? —cuestiono.

—Sí, esta playa está alejada de casi todo, así que puedo estar en paz un segundo.

Caminamos hasta llegar a la arena.

—¿Te ayudo? —me pregunta.

Asiento. Se posiciona al frente mío, indicando que me suba a su espalda.

—¿Estás seguro? —me río.

—Sí, ven.

Me sube como koala a su espalda. Me afirmo de su cuello y enrollo mis piernas en su cintura.

—Es agradable estar junto a ti, me siento muy a gusto —dice.

Lo abrazo.

—A mí igual me agrada estar junto a ti, y no por lo que tienes, si no por quién eres —confieso.

—¿Cómo soy? —cuestiona.

—Amable, atento.

Llegamos al metros de donde llega el agua. Me bajo de su espalda.

—¿Eso es un cumplido? —pregunta.

Se sienta en la arena.
Hago que abra sus piernas para sentarme en ese espacio de espaldas a él.

—Sí —tomo sus manos haciendo que me abrace.

—Te confieso que me gustaría venir a la playa contigo todos los días contigo, me encanta tenerte cerca.

—Confieso que cada día pierdo más lo de ser cabrona, y dejo florecer mis sentimientos...

Gaspar toma mi cara y la gira delicadamente.

—Eres hermosa —sonríe.

Me río.

—¿De qué te ríes? —sigue mi risa.

—Ya sé lo que quieres hacer.

Me giro quedando frente a frente, y con mis piernas a cada lado de él.

—¿Qué quiero hacer? —dice nervioso.

Tomo su cuello delicadamente.

—¿Qué piensas Isabella? —se ríe.

HUYE DE ÉL ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora