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El estruendoso ruido que el casillero perteneciente a la morena había causado al ser cerrado de golpe por sus dos mejores amigas, Jazzmyn y Talía, logró que inconscientemente diera un brinco en el lugar y que la mochila que colgaba de uno de sus hombros resbalara un poco. Cerró sus ojos y contó hasta veinte mientras trataba de controlar las ganas de gritarle toda clase de groserías a sus amigas. Giró su cabeza y al darse cuenta que algunos de los estudiantes que pasaban cerca de ellas las miraban raro, sonrió y movió su mano en forma de saludo.
─¿Me explican por qué fue eso? ─dijo con el ceño fruncido.
Ambas chicas le sonrieron inocentemente.
─Perdón, fue mucho. Lo sabemos. Pero esa es nuestra forma de hacerte saber que estamos muy enojadas contigo por no habernos contado que Bowen había pasado la noche contigo.
─Si, lo que dijo mi novia.
Calíope abrió nuevamente la pequeña puerta de metal, para luego guardar los libros y cuadernos que había utilizado en sus anteriores primeras dos clases. Al finalizar, volvió a posar su chocolatada mirada en las dos chicas frente a ella.
─Primero, no pasó la noche conmigo, sólo la pasó en mi casa ¿bien? Y segundo, fue algo muy repentino, chicas. ─comenzó a explicar, a lo que la pareja arrugaron sus narices─ Ayer por la noche me llamó buscando de mi ayuda para ensayar para las audiciones de hoy, y antes de que colgara lo único que dijo fue "nos vemos en treinta minutos." ─agravó su voz al intentar imitar a Richard Bowen.
La pelinaranja entrecerró sus ojos hacia Calíope sin creer mucho lo que su amiga le decía, después de todo ella sabía que la morena sentía algo más fuerte que atracción por el muchacho, incluso si ella no fuera capaz de admitirlo.
─Eso no nos dice lo que hicieron anoche luego de ensayar, si es que ensayar no tiene un doble sentido. ─subieron y bajaron sus cejas en forma burlesca.
─No sean puercas. Sólo lo ayudé a ensayar las líneas de Troy Bolton, y como el genio fue en su patineta, al hacerse muy tarde, mi mamá le ofreció quedarse a dormir en mi habitación y yo debí dormí con ella.
─¿Nada, pero nada más? ─volvió a cuestionar Jazzmyn─ Por que si nos dices que en mitad de la noche fuiste a tu cuarto a dormir con él con la excusa de extrañar tu cama, no diremos nada que no sea de lo orgullosa que estamos de ti.
La morena apoyó su cabeza en el frío metal, cruzó sus brazos en su pecho.
─Nop, nada más ocurrió. ─aseguró─ ¿Pero cómo es que se enteraron? ¿Escucharon a Ricky hablando con Big Red? ─preguntó más interesada de lo que gustaría admitir.
