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Calíope dejó el libro que tenía en sus manos sobre su regazo y tapó su boca al bostezar. Estaba cansada, pues sólo había logrado descansar a lo menos cuatro horas durante los únicos días libres de escuela, ¿pero quién la culpaba? Luego de haber llegado a su casa con los ojos hinchados de tantas lagrimas que había derramado por culpa de Bowen tres días atras, lo único que decidió hacer fue llamar a sus amigos y hacer de último minuto una pijamada que duraría hasta el domingo por la tarde-noche. ¡Ah! ¿Pero por qué no había dormido lo suficiente? Simple, la mezcla de tres tazas de café y un paquete de pequeños chocolates rellenos con crema de maní, le había causado un severo insomnio, que trató de quitar leyendo, pero lo único que logró fue alimentar su cerebro con la magnífica historia de Emma Woodhouse.
Así que aquí estaba ahora, sentada en el suelo con la espalda apoyada en una de las tantas paredes de la preparatoria esperando a que Gina y Jazzmyn finalicen sus clases, para así poder acompañarlas al ensayo con nuevo guion que la pelinaranja había creado para la obra, después de que la señorita Jenn se lo pidiese.
Sintió su móvil sonar y se inclinó un poco a su lado derecho y lo sacó del bolsillo pequeño de su mochila. Bufó y volvió a dejarlo donde estaba. ¿Es que no se cansaba de ser ignorado tantas veces? ¡Llevaba mensajeándole y llamándola desde que había cuestionado algo que no hizo! Calíope se preguntó en cómo el chico no había perdido la dignidad después de haber sido la burla de la clase de literatura, cuando el maestro lo envió a hablar con el director por no soportar que estuviera interrumpiendo la clase lanzando bolitas de papel a la espalda de una de sus mejores estudiantes tras ser ignorado cuando gritó en susurros su nombre por, al menos, cinco minutos seguidos.
─Tierra llamando a Calíope. ─pestañeo un par de veces y levantó un poco su cabeza, logrando observar a su mejor amiga junto una sonriente Gina Porter.
─Perdón, chicas. Estaba...
─¿Soñando? ¿Atrapada en tus pensamientos? ─la interrumpió Jazzmyn─ No es algo que sea nuevo en ti. ─bromeó.
La morena guardó su libro en su mochila y quitó el abrigo que se encontraba tapando sus muslos, colocándolo correctamente. Volvió a estirar su cuello cuando vio una mano extendida en su dirección.
─Tómala que no muerdo. ─dijo Gina─ Bueno, una vez mordí a un niño, pero en mi defensa él trató de quitarme una revista en donde Ariana Grande estaba en la portada.
Con una carcajada escapando de sus labios aceptó la mano de Gina, siendo impulsada del suelo. Ya levantada acomodó la falda del celeste vestido que estaba usando y se hincó para así recoger su mochila.
