Capítulo 26

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“¡SAL DE AHÍ!
¡MÉTELE NITRO, MAMI!”

El jueves le dió a Irene ir de compras. En realidad no supimos si quiso ir con nosotros solo porque se quiso distraer o solo porque nos quiso como burro de carga. Catalina, Jerry, Victor y yo íbamos cargando las bolsas de las compras que había hecho Irene en las tiendas pasadas, y ella no tenía nada.

—¡Miren esa sala tan hermosa! —exclamo señalando unos sofás de una tienda.

—Están bonitos, ma —contestó Catalina.

—¿Qué les parece, chicas, si entramos a comprar ropa interior? —señalo otra tienda de ropa íntima para mujer.

Ella se veía tan fresca y hermosa, solo con un agua de horchata en la mano, unas gafas de sol, unos jeans de mezclilla, una blusa muy linda para señora y unas zapatillas negras con un tacón no tan alto. Mientras que nosotros nos veíamos cansados, acalorados y sucios.

—No me importa. Lo que quiero es sentarme —está vez le respondió Victor—. Si van a entrar nosotros las esperamos en esos asientos —señalo con el mentón unas sillas que hay para descansar.

—Como quieran, pero dejen las bolsas con los muchachos, mis niñas —nosotras muy gustosas aceptamos y les aventamos las bolsas a Victor y a Jerry.

Entramos a la tienda. Habían muchas mujeres escogiendo ropa interior. Sobe mi cuello con la ayuda de mi mano y movía hacia atrás mi hombro derecho. Me dolía, pero podía cargar con el dolor.

—Ay, miren —llamó nuestra atención otra vez Irene. Catalina y yo la miramos al mismo tiempo—. Estos para ustedes —en sus manos tenía dos pequeños ganchos donde había unas bragas. Una era de color morado con un unicornio y arcoiris y, otro era blanco con corazones rojos por todos lados. Ambas hicimos nuestras caras de fuchi.

—No me gustan. Están muy feos —le respondí a Irene.

—Sí. Son para niña —dijo Catalina. Irene giró los ojos.

—¿Y qué tiene? Nadie se los va a ver.

Catalina y yo nos miramos demasiado cómplices. Era más que claro lo que nos dijimos solo con la mirada.

—Ya. Entendí perfectamente con esas miraditas. Entonces... —dejó esos en su lugar y cogió otros—, estos están bonitos —ahora era un cordinado, color negro y de encaje muy lindo. El sostén se abrochaba de enfrente.

—Ese si me gusta —le volví a decir yo. Irene me los ofreció y yo los acepté sin decir más.

—Vayan a buscar lo que quieren. Andando.

Irene se fue por su parte y nosotras nos alejamos de ella. Yo iba viendo lo que la tienda me ofrecía y Catalina iba a un lado de mí. Quería sacarme la información de lo que pasó el martes con Cadyk cuando me llevó a Mount Hermon Adventures y extrañamente no le había contado nada. Sólo le conté lo del Bungee.

—¡¿Es encerio?!¿Sólo me contarás que subiste al juego ese y ya?

—Sí —me detuve al igual que ella y ambas escogimos ropa interior de un mostrador.

—No seas así, Monse, cuéntame.

—No —una gran sonrisa tenía en mi rostro por ver cómo sufría por no contarle nada.

—Investigué el lugar y se ve muy divertido. ¡Cuéntame, por favor! —cogí un bralette azul y otro palo de rosa con una arnés en forma de Y por el pecho del mismo color. No me decidía por cual.

—¿Cuál de los dos te gusta más?

—El palo de rosa —a mí igual me gustó más ese. Sin duda alguna los bralette son mis favoritos porque son muy cómodos y no lo voy a negar, se ven muy sexys.

Mi Chico © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora