Capítulo 3

4.9K 402 98
                                    

Riesgos

Ser mayor de edad te da muchas ventajas. Y tener un hermano de un año mayor contigo es genial. Al igual que una hermanita que no deja de hablar.

Lastima que Jerry se quedo en casa cubriéndonos, hubiera estado mejor que nos hubiera acompañado. Le preguntamos si quería venir con nosotros, pero apenas yo me acerqué me lanzó una mirada amenazante, como si me hubiera gritado “¡Aléjate de mí!”. Y en seguida respondió a nuestra invitación con un gran: No.

Los tres tomamos su negativa de manera diferente. Víctor pensó que lo hizo por cubrirnos el pellejo, mientras que Catalina pensó que se negó en venir porque se volvió aburrido y yo lo tomé como un rechazo a mí y a donde sea que fuera con ellos.

Me sentí un poco mal con mi padre e Irene, porque ellos me estaban dando la confianza y yo desde el primer momento no se las estoy dando. Mal, demasiado mal como para empezar.

—¡¿Te pasa algo?! —gritó en mi oído Cata, ya que por el volumen tan alto de este lugar no podíamos hablar bien—. ¡Te ves...!

—¡No, no me pasa nada! ¡Estoy bien! —respondí de inmediato.

La mirada de varios hombres se posaron en mí. Bueno, en el escote de mi pecho y espalda, para después bajar su mirada a mi trasero. Yo me hice la que no lo notaba, cuando en realidad me gustaba que lo hicieran.

—Todos te miran —volvió a gritar en mi oído—. ¿No es incómodo para ti?

—Para nada. Me gusta que lo hagan.

—Que asquerosos —habló Víctor con algo de alcohol en su sistema—. ¿Por qué no los mandas a la mierda cada que te miren?

—¿Por qué? A mí me gusta.

—Cómo sea —Catalina interrumpió a nuestro hermano mayor y sacó su celular—. ¡Foto de recuerdo! —gritó, colocando la cámara frontal.

Yo me coloqué a su lado y Víctor detrás de mí. Paso su brazo por mis hombros y me acercó más a él. No me molesté ni nada, de hecho me sentí muy bien con que nos llevemos genial, como si nos conociéramos desde que éramos unos críos.

Cuando tomó la linda foto seguimos bebido lo que Víctor había comprado.

Nunca pensé que podría llevarme muy bien con ellos. Lamentablemente Jerry no quería saber nada de mí, aunque ellos querían taparlo yo sé que es así. Simplemente no le caigo por alguna razón desconocida. Me hace sentir mal. Me afligía un poco a pesar de que nadie lo notaba. Lo escondía bien después de todo.

—¿Tequila? —me preguntó Víctor, quién no esperó respuesta de parte mía y me sirvió en el caballito que tenía frente a mí—. De verdad no entiendo porque Jerry no quiso venir. A él siempre le gusta venir aquí con nosotros cada que tenemos planeado salir. Nunca falta para nada.

«Yo sí sé, hermanito, yo sí sé»

Los tres nos tomamos todo el tequila de golpe y sonreímos en victoria. Después de más tragos y risas por las tonterías que me contaban, un hombre se acercó a nuestra mesa.

—Señorita, ¿me permite bailar esta canción con usted?

Mi vista llegó a quien me habló. Lo examiné pensando si valía la pena bailar con un desconocido o no, o al menos si valía la pena bailar con él. Y sí, me di cuenta que sí vale la pena. Así que hago mi mejor sonrisa y acepto su mano que me ofreció.

—De acuerdo.

—Te estoy observando. Mucho cuidado —le grita Víctor, escuchándose como el hermano sobreprotector. El hombre que me dirige a la pista hace un ademán de que todo estará bien.

Mi Chico © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora