Capítulo 46

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“Revelaciones Que Duelen”


Me dió una corriente desde mi columna hasta la punta de mis pies. Sentía que estaba ante el mayor secreto muy bien guardado por él. Lo peor es que me sentí muy mal por estar de fisgona en cosas que no me debieron importar. Me lamenté el haber interrumpido en su privacidad, pero ya no había marcha atrás.

“—¿Y recuerdan cuando cumplí once años mi papá nos llevó hasta Disneylandia?¿O ha Central Park?¿O ha las Cataratas de Niágara?— dijo Cata, llevando un trozo de carne a su boca.

—¡Esos días fueron estupendos!— exclamó Víctor.

—¿Te llevo de cumpleaños a Disneylandia?— le pregunté mirándola. Ella muy sonriente asintió con la cabeza.

—Los tres corrían sin parar por todo el lugar— Irene los miro con una gran sonrisa de madre orgullosa, captando completamente mi atención—. Yo los veía y me sentía tan feliz verlos correr, jugar, comer caramelos...y más porque años atrás habíamos salido de una crisis familiar.”

En ese entonces, cuando Irene me lo dijo no le tome mucha importancia. Supuse que había sido una mala racha económica, pero no fué así. Era algo mayor que una racha.

“—Y si lo consideras tu amigo, ¿por qué dejaron de hablarle de la nada? Eso no hace un amigo.

—Monserrat, en ese tiempo teníamos muchos problemas aquí en casa. No tenía tiempo para nadie, más que solo para mis hermanos y mi madre. Cómo hijo y hermano mayor me tocó ver y escuchar cosas que para esa edad eran muy difíciles de entender en un niño, pero extrañamente yo entendía cada una de ellas y entendía el riesgo que tenían. Debía de asegurarme que mis hermanos no decayeran. Además, papá no vivía con nosotros. Mamá y yo debía de demostrarles a Catalina y a Jerry que todo iba bien y de maravilla. Fueron tiempos difíciles, yo creo que todos los niños que venían a buscarnos nos llamaban raros.”

Ya, entiendo lo que pasó. Jerry estaba internado en el hospital, por eso nunca salían a jugar con los niños del vecindario porque no vivían aquí. Eso explica mucho, sobre todo cuando Alonso me contó que un día desaparecieron así como si nada y un año después, los volvió a ver pero ya no era lo mismo.

¿Cuánto sufrieron todos? ¿Que tanto le habrá afectado a Jerry?

Mierda, ahora recuerdo otra cosa... Fue el día que Jerry y yo nos peleamos a golpes en la sala.

“—¡Monserrat, basta! —Víctor se colocó detrás de mí y me tomó de la cintura, tratando de alejarme de él—. ¡No! ¡No lo golpees en la cabeza, Monserrat!

—¡Monserrat, no! —escuché el grito de Catalina.

—¡Suéltame! —me gritó Jerry.

—¡Basta, basta! —en un movimiento brusco Víctor pudo alejarme de Jerry. Me cargó y me sentó con rudeza en el sofá.”

¿Le habrá dejado alguna secuela ese tumor? Carajo, ¿y si yo le hubiera golpeado en la cabeza que hubiera pasado? ¿Hubiera ido a dar al hospital? ¿A la morgue?

¿Pero quien es la otra persona que está a su lado? Parece una niña. También no tiene cabello, pero ella si está de pie y sonríe tiernamente a la cámara. ¡Que alguien me diga que coño pasa aquí!

—¡¿Qué mierda estás haciendo en mi habitación?!

El grito de Jerry me alertó, haciéndome colocarme de pie de inmediato. Cuando giré para verlo, él caminaba a toda prisa hacia mi. Pude visualizar como con cada paso que daba dejaba ver qué tan enojado se encontraba. Sus orejas estaban rojas, mantenía la mandíbula apretadas, sus manos estaban en sus costados en forma de puños y sus ojos estaban inyectados en ira.

Mi Chico © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora