Capítulo 65

1.9K 188 58
                                    

“Decisiones Que Matan”

Cuando me sentía de muy buen humor o cuando estaba tranquila conmigo misma, pensaba en Alonso. Últimamente pensaba en él porque dejé de verlo estos últimos días. Está nervioso ya que mañana será su graduación. Le tengo un regalo perfecto que sé que le encantará.

Llevaba repitiendo la misma canción y movía la cabeza sin dejar de estudiar al mismo tiempo, y si te soy sincera, más bien seguía pensando en mi mejor amigo que en el estudio. En primera porque la canción que se escuchaba de fondo, que era de ABBA y que se llama Gime! Gime! Gime!, me provocaba unas terribles ganas de mover el esqueleto y en segunda, porque esa canción es de Alonso y mía, es de nosotros.

Lo recuerdo perfectamente. Fue en la primera fiesta que fui con él. Esa en dónde me descontrolé con el alcohol. Horas antes de que en mí hubiera un caos, paseaba alegremente con Alonso hasta quedar en la sala de la casa en dónde estaban todos sus amigos que me presentó esa noche. De pronto, esa canción se escuchó fuertemente por los altavoces, haciéndome cantarla a todo pulmón.

No era buena para el canto, pero tampoco era mala. Más bien era como hacer el ridículo de manera divertida. ¿A quién quiero engañar? Canto como la gaviota que le canta a Ariel y al príncipe en la Sirenita uno.

En algún momento, Alonso y yo ya estábamos en medio de la sala bailando al ritmo de ABBA. El ritmo es demasiado pegajoso, demasiado de los noventas. Y esa no fue la única vez que ambos la hemos cantado ni bailado, ya en varias ocasiones lo hacemos. Por eso, proclame esa canción como nuestra.

Siempre que la escucho, me hace pensar en él y en todo lo que ha hecho por mí.

Por eso se merece todo lo bueno del mundo.

Tomé mi celular y le escribí un rápido mensaje, preguntándole si estaba en su casa para salir a fumar. Me contestó a los diez minutos después, diciendo que estaba en otro lado. Me desilusioné, pero le respondí que entonces mañana iríamos a celebrar su graduación.

—Mmh, que buena canción —entró Irene a mi habitación y caminó hasta mí—. Recuerdo cuando yo la bailaba en las fiestas, allá en mi juventud —se sentó en mi cama.

—¿De verdad?

—Sí. Y si no me equivoco, ya las has repetido como ocho veces.

—Oh, lo siento —sonreí—. Solo que cuando la escucho me acuerdo de Alonso, eso es todo.

—¿Lo quieres?

—Mucho. Él es el mejor amigo que he tenido en mi vida. Jamás pensé encontrarme con alguien así como él —suspiré—. Lo que me duele pensar es que a lo mejor en unos días nuestros caminos se van a separar —confesé cerrando mi libro con el que estudiaba.

—¿Por qué lo dices?

—Porque él posiblemente se irá a Washington y yo me quedaré aquí. No sé cuándo lo vuelva a ver.

—¿Y qué tal si no se va a Washington? ¿Por qué no le dices que entre a trabajar a la misma empresa en la que tú entraras? Así ambos estarán ahí y no tendrán que separarse.

—Sí, es una buena idea. Le contaré y veré qué pasa. Solamente así él no se irá y no me sentiré mal por ello.

Se acomodó en mi cama. Entendí que está plática iba para largo.

—¿Y como te fue con Cadyk hoy?

—¡Muy bien! Una diseñadora muy linda me va hacer un lindo vestido plateado. Yo así lo quise y ella me a segura que cumplirá con mis expectativas.

Mi Chico © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora