Capítulo 62

1.7K 182 26
                                    

“Bajo Las Estrellas, Buscando Una Señal”


No me lo esperaba.

Abby había venido hasta acá, había recorrido kilómetros para llegar y solo llevarme de vuelta a San Diego, así nadamás, sin preguntarme o algo. Cómo siempre queriendo tener la total autoridad sobre mí y yo de idiota que me había dejado todos estos años, pero ya no, no me iré porque ahora tengo más de una razón para quedarme.

—¿De qué estás hablando, Abby? —solté colocándome de pie para dirigirme hasta ella, que seguía sacando mudas de ropa.

—De que ya te vas. Así que vete despidiendo. Hay un taxi esperándonos afuera para llevarnos a la terminal de autobuses, date prisa —llegué hasta ella y le arrebate la pila de blusas que iba arrojar a la cama.

—¿Qué te pasa? Cálmate y escucha.

—No voy a escuchar a una niñata estúpida que habla con inteligencia pero actúa con inmadurez.

—Disculpa —intervino Irene—, yo creo que estás actuando demasiado rápido. ¿Por qué no mejor nos acompañas abajo y descansas un poco? Te ves muy cansada.

—Lo siento, señora, pero no puedo. Solo vengo por ella y nos vamos. ¡Muévete, Monserrat! No tengo tu maldito tiempo —pasó a mi lado y se dirigió a la salida.

—¡Abby, escúchame! —pedí caminado detrás de ella—. No puedes venir aquí y hacer todo un drama. Ten un poco de respeto —ella al escuchar eso último se detuvo en seco, provocando que yo hiciera lo mismo antes de que me estampará en su espalda.

—¡Ah! ¿Hablaremos de respeto? Yo creo que este no es lugar indicado para hacerlo. Así que date prisa. Despídete y da las gracias que ya te vas.

Caminó otra vez y bajó las escaleras, cosa que yo hice por igual. La seguí, descalza y con las prendas de ropa que todavía no soltaba.

—¡Abby, solo quiero que me escuches! —no lo hizo, de hecho, se siguió de largo a la puerta principal, la abrió y salió de la casa. Yo no me iba a dar por vencida, por eso la seguí en las condiciones en las que estaba—. ¿Dónde está mamá? ¿Dejaste a mamá sola en casa?

—¡No finjas que ahora te interesa lo que le pasa a mamá! ¡Tú lo dejaste muy en claro, ¿no?! Tú deberías de estar muerta para nosotras, pero te tengo noticias, eso ni lo sueñes.

Efectivamente, había un taxi aparcado frente a la casa vecina. Venía dispuesta a llevarme a como diera lugar.

—¡Maldición, Abby! ¿Podrías escucharme una vez en tu vida?

Nos detuvimos justo antes de salir del jardín principal de la casa. Miré sobre mi hombro e Irene estaba en la entrada mirándonos fijamente, quizá sin saber que hacer o como actuar, detrás de ella aparecieron mis hermanos. Esto no podía salir peor. No quería armar un escándalo, odiaba los escándalos que para los vecinos era como pavo en Navidad, disfrutaban de los nuevos chismes.

Me sorprendió bastante el que Abby se detuviera para escucharme. Es muy raro cuando podía hacer que ella me escuchara.

—¿Con quién se quedó mamá? ¿La dejaste sola?

—No, está con Eduin —respondió con simpleza. Me tranquilizó escuchar que mamá estaba en compañía.

—¿Qué pretendes? No me iré contigo. No regresaré a San Diego.

—¿No? Que pena. Nos vamos y no te estoy preguntando, te estoy ordenando.

—¡Pues ya no más! —exclamé  apretando fuertemente mis blusas—. Ya no voy a dejar que sigas controlando todo sobre mi. ¡Basta ya, Abby! No tienes ningún derecho sobre mí. No puedes decirme que hacer o que no hacer. Yo puedo tomar mis propias decisiones.

Mi Chico © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora