Capítulo 14

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-Cálida visita-

– ¿De verdad? –Sentada en su escritorio y con una vibra cansada, Olivier Armstrong estaba expresando su fatiga ante su hija– ¿Un novio? 

Si por algo se caracterizaba la General Armstrong era la forma tan expresiva de su rostro para demostrar el disgusto por las cosas: tenía las cejas juntas con los pómulos por las comisuras que formaban una sonrisa plana de asco, viendo con una cara de decepción total a la joven mujer frente a él. No hacían falta más palabras y no obstante las hubo:

–De tantos problemas que quedemos ¿Ahora quieres un novio? ¿Un esposo? –Abrió su puño como si simulara una explosión con él y murmuró–: Me estás arruinando.

–No es mi novio, General –Quiso revirar los ojos, pero se lo reservo debido a la golpiza que le podrían proporcionar por ello. Le fastidio muy rápido que todos en su alrededor lo supusieran–. Se trata de un amigo.

–Todavía peor –Se frotó las cienes con tanta fuerza como su frustración lo era, apretando sus ojos al cerrarlos–. Un enamorado ¿Pero tú de qué vas? –Suspiró, dándose golpecitos en la zona donde se arrugaba su ceño–. De verdad ¿Eso quieres, Bree?

"No es ningún enamorado" Pensó la joven mientras hacía una mueca discreta.

–Yo no lo tenía contemplado –Explicó mientras la miraban tal que como si fuera un enemigo del otro lado de la muralla–. Vino de imprevisto y entiendo que mis actividades sean pesadas y...

– ¿Ah quieres cambiar tu horario? ¿Por un hombre? –Entonces brincó la furia digna de una General del Norte, golpeando la mesa con ambas palmas–. Perfecto.

Ni siquiera abrir la boca para contradecirla, serían como mínimo dos días de arresto con la probabilidad de una orden de alterar su sueño. Hablar con tus superiores era caro, humanamente caro.

–Apenas se vaya –Señaló hacía un costado, estirando todo el brazo–. Vas a estar día y noche, recuperando todas las horas perdidas.

"¿Perdidas en qué?" Pensó "Nunca dije que saldría del trabajo"

–Sí, General –Asintió.

–Te voy a sumar una hora por cada una que él pase en el cuartel para distraerte. Si yo te veo que desatiendes a tu subordinado por él, ya sumarás una hora –Alzó la voz–. La presencia de Alphonse siempre es grata mientras no se entrometa en tus labores ni en la mía.

Se limitó a asentir.

La General se intentó calmar, abriendo y cerrando el puño para relajar los nervios, sin despegar la mirada en la Teniente que se le estaba descarrilando, su hija. Esperaba que el amor no fuera un tema problemático en el trabajo y rendimiento de la chica.

–De menos no ha sido Mustang, vete ya –Le hizo una seña con la mano que indicaba que se retirará del lugar.

–Con permiso –Se retiró antes de que cambiará de opinión.

Un Morris bien parado y en descanso, la esperaba afuera de la puerta. Los gritos provenientes de la sala de juntas de la General fueron ignorados por el Cabo debido a la facilidad que tenía con perderse en sus pensamientos, imaginando una vida perfecta y feliz, no es que su vida no fuera feliz, pero una todavía más; una dónde tenía un perrito llamado Rony y su madre le seguía haciendo mimos pasados los 15.

– ¿Cómo le fue, jefa? –Salió del trance en cuando la vio salir.

–Normal –Contestó con fatiga– ¿Cómo van esas náuseas?

–Me dieron un algodón con alcohol y agua –Sonrió– Son muy amables en el cuartel.

–Es enfermería, cachorro –Lo miró por el rabillo del ojo–. Su trabajo es mantenerte bien.

MAPS | Alphonse Elric [FMAB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora