Capitulo 40

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-Redención-

Los diez días fueron cumplidos y aunque no repuesto al cien porciento de su capacidad, podría recoger un par de piezas para reconstruirse como alguien que podía caminar sin miedo en los pasillos de Central.

Uniformado de pies a cabeza, bien presentable y con una mirada que demostrase la fortaleza que tenía ante la situación, dueño de ella, se presentó al cuartel con paso firme en su caminar y dirigiéndose con una serenidad inquieta a la oficina donde se haya Olivier, quién le había citado para hablar de un asunto de interés para ambos. 

–Buen día, General –Habló en un tono menos carismático de lo general y portándose como el soldado que Armstrong pedía y a veces hasta rogaba que fuera bajo el ala dañada de su superiora–. Me informaron que quería verme.

–Toma asiento, Morris –Señaló la silla frente a su escritorio mientras ella toma posición justo detrás del mismo.

Había que reconocerlo, lucía mucho mejor de lo que esperaba tras diez día de luto por la injusticia que se cumplió, fallando en su contra. Admiraba esa fortaleza, y mucho más importante aún, la necesitaba para estos tiempos de guerra.

–Quiero informarte sobre la situación de la Teniente Armstrong, quién te tenía como su protegido, pero que ahora tiene una baja por agravantes e incumplimientos de variadas normas –Tomó aire y su ceño fruncido se intensificó–. Tomó control de la piedra filosofal para herir al Sargento Greco, tú comprenderás por qué.

Por fuera lucía tranquilo, asintiendo como un robot sin sentimiento cuando realmente era un humano promedio con un foco de preocupación latiente en su corazón tras oir eso, esperando que el palpitar no saliera como eco de su pecho y fuera notorio para la poderosa rubia frente a él. Apretó los labios para que no terminara por mostrar un gesto triste o de melancolía ante lo conmovido que se hallaba por las acciones de su Teniente como una venganza en su nombre. No era correcto, pero se sentía bien.

–Fue detenida y castigada antes de que pudiera accionarla –Suspiro la General–. Actualmente se encuentra en reposo por baja, volverá en unos días y en otro par será enviada al frente.

–Comprendo –Murmuró.

–Ahora –Se puso de pie, haciendo que Campbell intentase imitarla, más ella le señaló con un gesto que se quedara de pie. Se dirigió al ventanal a sus espaldas y mirando el horizonte le preguntó–: Necesito saber si tú sabías algo de este atentado ya que aparentemente tenía días de planeación involucrados –Lo miró por encima del hombro–. Necesito que me digas todo lo que ella conoce, si es que sabes sobre ello.

–Disculpe, General –Su gesto de ablandó–. Pero la Teniente Armstrong y yo no hemos cruzado palabra desde mi ausencia en el cuartel. No tenía idea de la situación.

Era verdad, ella no lo fue a visitar en ningún momento por la esperanza de que si se mantenía con la sangre en la cabeza, no desistiría y no lo hizo. Le dolería verlo asustado. Desertaría de la misión secreta que la llevó a un estado físico catastrófico con tan sólo verlo.

Tal vez valió la pena, en el fondo. Quería ver que Greco se volviera a acerca a Morris. No pasaría.

Volviendo a la escena presente, a Olivier le bastó con mirar los ojos temerosos del Cabo dentro de un rostro que fingía ser serio pro protección. Chico listo, será buen soldado en el frente cuando tenga turno. Bajó los hombros en señal de alivio y se giró hacía él.

–Creo en tu palabra, Campbell –Asintió–. Pero de saber algo, necesito que me lo informes.

–A la orden, General.

MAPS | Alphonse Elric [FMAB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora