Capitulo 19

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-Cartas para olvidar-

Con la cabeza revolucionada y el corazón acelerado a travesó el umbral de su casa. Bree tenía una idea difusa por sus recientes declaraciones con la atracción de Alphonse Elric y sus motivaciones de casarse únicamente para tener estabilidad. No quería casarse, Miles la manipuló lo suficiente para que escupiera los sentimientos que el cuartel habría de notar desde el primer día, todos menos ella. Pero ella no conocía lo que era estar enamorada de alguien ¿O sí?

El único recuerdo vago de romance eran sus sentimientos románticos hacía el General Mustang. Las mejillas sonrojadas y el corazón a todo lo que daban eran algunas de las señales que sufría cuando el militar estaba cerca de ella, queriendo estar con él y al mismo tiempo no. Era un amor platónico, del tono escolar y estúpido.

La situación con Alphonse era distinta: con él se sentía en paz.

Se sentaba junto a él y no necesitaba nada más, la pesada carga energética que tenía su alma se libera en el momento de tener su mano cerca de la suya, sus ojos con los suyos y sus risas en sincronía. Era una especie de cariño que confundió con una amistad hasta ahora.

- ¡Beatriz! -Espantó rápidamente a su ave al ver que había tumbado un par de libros y mordisqueado un par de ellos-. Que grosera era.

Se agachó para recoger el desastre que su paloma había hecho y dentro de las cosas que mordió estaba el papel arrugado que significaba la carta de Roy Mustang. Paró de recoger y miró con curiosidad el papel, llegando a una conclusión que podría darle paz o todo lo contrario a ésta: Si le gustaba Elric, la carta no expresaría nada para ella... pero si no...

Se enfadó consigo misma ¿Cómo una carta podía dominarla? ¿Cómo es que se estaba dejando manejar por las letras de un hombre? Tomó la carta, se sentó en su sofá y se cruzó de pierna. Relajada y decidida. Hoy o nunca.

Sus ojos pasaron atentos a través de cada una de las palabras directas del puño y letra de Roy, releyendo las partes importantes para estar segura que no malinterpretaba nada, comprobando que su letra fuera la misma que solía reconocer. Su carta no le tentó el corazón. La leyó con tanta furia propia que al final sólo la bajó, mirando al horizonte inferior de su casa y sumida en sus pensamientos más revueltos sobre el tema.

-Okay -Murmuró mientras asentía ligeramente con la cabeza y golpeteaba la carta contra su pierna. Repitió-: Okay.

Se puso de pie para dejar la carta nuevamente entre los libros del lugar, luego volvió a su sitio en el sofá y empezó a quitarse las botas. Miró a Beatriz.

- ¿Te agrada Alphonse? -La paloma canturreó, intentando aletear-. A mí también.

Junto sus palmas para acercárselas a la paloma y pusiera subirse en ella para tenerla junto a ella. El ave tenía una cercanía tal con la Teniente que era el único ser humano en la Tierra al que podía acerca su mano

-Creo que vamos a verlo más a menudo, eh -Sonrió-. Mucho más a menudo.

Tenía una felicidad dentro del closet que era su corazón para no emocionarse de más ante la simple amabilidad de un joven del sur de Amestris. No iba a salir a la calles a expresar sus sentimientos, estaba casi segura que no podría hacerlo ni delante del espejo. Lo sentía, quizá no lo suficiente, pero lo hacía.

No quería decir nada hasta no estar segura que sus emociones no estaban confundiendo ello con la amistad. Lo importante ahora: se sentía bien.

***

-¿Bree? -Alphonse había bajado de su habitación tras ser avisado que alguien había venido a verle por la tarde, encontrándose con la joven que sus ojos ahnelaban. Sonrió al verla-. Buen día, Teniente.

MAPS | Alphonse Elric [FMAB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora