Capitulo 1

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-Flores para mamá-

En las montañas de Briggs no hacían falta mamíferos llenos de pelo y garras para ser llamados osos, con los soldados de la resistencia era suficiente.

El frío y la Mayor General al mando creaban hombres tan duros como el acero mismo, tan entregados como el más fiel creyente y con un carácter digno de admirar para algunos o de temer para otros.

– ¿Te ordene que te quitarás el abrigo? –Se escuchó la voz tan propia de la General Olivier a través del libro que tenía en las manos.

–No, general –Bree se lo volvió a poner sin la más mínimo intención de contradecirla.

La General Armstrong y su subordinada iban en camino a la central por un papeleo que la de cargo menor no tenía del todo claro, pero lo que si tenía claro era el notorio cambio de clima que había de un lugar al otro. Sentía como empezaba a sudar del torso y se le veía el rostro tan rojo que le sentaba bien agarrar un poco más de color, pero era muy posible que llegara con deshidratación.

A lo largo del viaje, el pequeño rubor que tenía en las mejillas se había corrido a todo su rostro y sudaba más que nada; la piel la tenía hirviendo y parecía que le estaba dando un golpe de calor. Hasta donde recordaba, era la tercera vez que salía del Norte y todavía no sé acostumbraba a los cambios climáticos de sección en sección.

Para cuándo los paisajes ya indicaban que estaban por llegar a central, sin decirle nada, su mayor le extendió una botella de agua sobre la mesa, sin despegar la mirada de su lectura. La teniente no movió un solo músculo hasta que la rubia la miró y asintió.

–Gracias –Tomó el agua de la mesa con tan poca delicadeza que dejó de ser una dama por un momento y la empezó a tomar con mucha desesperación.

–Si tomas mucha, te dolerá el estómago –Bajó el libro–. No me hagas perder tiempo en central, no te quiero encargar con Alex.

–Lo siento –Bajó la botella al oír eso, sosteniéndola con ambas manos.

–Está bien –Se empezó a poner por pie a ver qué habían llegado–. Adelante.

–Sí, general –Se puso de pie, con toda la firmeza que se esperaría.

Su superior se quedó en un momento observándola y después soltó un pesado suspiro.

–Bree.

No dijo nada, solo conectó mirada con ella.

–Está bien –Le dio un apretón amigable en el brazo, como un "tranquila, no es para tanto" y le dedicó la más diminutiva de sus sonrisas–. Estás siendo una buena chica, pero guarda compostura.

–Sí, general –La teniente le sonrió aliviada, relajando los hombros y sintiendo como el calor que tenía en el cuerpo se le iba acumulando.

–Quítatelo –Le señaló el abrigo que tanto le estaba desequilibrando el termostato q la chica.

Espero que les desviará la mirada para empezar a retirarse el abrigo con unas ansias a medio controlar que hacía que le temblaran un poco los brazos. Si no estuviera en servicio también se quitaría el uniforme pero por el momento sería una falta muy grande.

Al bajar del tren, la primera cara familiar fue la del Mayor Armstrong con una sonrisa muy a comparar con la seriedad de su hermana, la cual cambio a un estado de preocupación absoluta en cuanto vio que la pequeña Bree Harriet estaba por desmayarse de lo acalorada que se veía. Las mejillas de le veían como si se hubiera quemado por el sol pero solo el color que había tomado por el calor.

MAPS | Alphonse Elric [FMAB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora