-Viejas heridas-
Alphonse había accedido a asistir nuevamente a un encuentro amistoso con el Cabo Campbell para asegurarse de que su entrenamiento estuviese funcionando de la forma correcta, sin acostumbrarse a la fuerza única de su superiora y encontrando nuevos movimientos de defensa en él. Un mentor atemporal con el quién parecía jugar a los quemados antes de luchar en serio y el problema era que realmente luchaba en serio con él, incluso mejor de cuando lo hacía con la Teniente, podría agregar.
La Teniente Armstrong miraba desde el mismo lugar alto de la entrada a sus muchachos, al pequeño núcleo familiar que la tomó por sorpresa hace un mes y casi que al mismo tiempo. Un gramo de felicidad, una de cal por todas las malas rachas que había tenido.
Verlos golpearse en el frio suelo de la zona de máquinas del cuartel, le daba paz. Como ver a dos perritos jugueteando, pero que para el ojo ajeno o desinformado pareciera que se agarraban a mordidas o que esos ladridos amistosos sonaban algo agresivos cuando ambos eran dos rollos de canela; perfecta analogía para los hombres que se arrastraban por el suelo con esa piedad invisible.
Quisiera tener una cámara para sacarles una fotografía y luego enmarcar.
–Teniente Armstrong –Por su espalda sonó la voz a la que les estaba por causar grima.
–Si tocas a mi subordinado, te voy a romper la nariz –Eligió la intimidación como bienvenida a su importuna presencia–, y eso te lo prometo.
Se dio vuelta para plantarle cara a quién pensaba era la suboficial tan molesta que la mantenía con un pendiente impresionante al tirarle tanta mierda a su pequeño, pero en vez de eso se encontró con otro cachorro asustadizo: una joven que lucía menor a Morris aunque dentro de la lógica debería estar en el mismo rango de edad así como de cargo militar, era pelirroja y su rostro asustadizo pedía clemencia, rogando porque nunca se cumpliera dicha amenaza de parte de alguien con una fuerza físico tan valorada como su apellido.
–Recuérdame tu nombre –Tres de sus dedos apoyaron en el puente de su nariz, apretando los ojos como si intentará hacer memoria cuando en realidad se estaba muriendo de la vergüenza.
–Hazel –Dijo con la voz más pequeña del mundo. Armstrong la confundió con Greco.
– ¿En qué te puedo ayudar? –Se soltó la cara, parpadeando un par de veces para quitarse el mal trago y estiro la mano prontamente hacía ella para después regresarla.
Un sobre marrón se asomaba en sus manos y fue acercado hacía ella apenas la jovencito logró reaccionar.
–Es para usted –Armstrong se lo arrebató de las manos. Si iba a quedar como aquel líder infame al que le temían los novatos, lo haría con tal de no humillarse dando vuelta atrás–. Llegó hace dos horas.
– ¿Y por qué me lo das hasta ahora? –Le dio vuelta al sobre para ver el remitente, echando un vistazo rápido con toda la molestia permitida a la pobre soldado.
–No me habían asignado la orden –Bajó la mirada.
Miró el sobrescrito en el papel manila, estirando suavemente la parte corrugada para leer con detenimiento el nombre, teniendo la certeza errónea de que sería por parte de Olivier, y sin embargo...
T. Harriet
Reole, Amestris
El torno se oscureció ante su timbrante dolor en la cabeza, apagándose tan rápido como el poder un switch.
Sus labios se entreabrieron en un temblor momentáneo y la garganta se le entumeció a tal punto de no sentirla, provocando una inercia en su mano que fue directa a la zona para sentir que aún seguía ahí, jalando ligeramente el cuello del uniforme. El pavor se desprendía de la punta de sus dedos y tocar aquel nombre la viajó al final de sus memorias, percatándose de cómo eran expandidas mientras un terrible dolor de cabeza la invadió.
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MAPS | Alphonse Elric [FMAB]
Fanfiction«The map that leads to you» Una Teniente de Briggs deja flores en una lápida solitaria. TW: despersonalización; smut; violencia explícita; trastornos mentales. Note: algunos detalles del final de Brotherhood serán omitidos para conveniencia de la...