XXXVIII.

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¿Crees qué es fácil caminar en tacones?

Déjame que te golpe lentamente con mi cabello cuando paso por tu lado.

Porque claro que no lo es.

Es una maldita pesadilla, y sobre todo hacerlo cuando podrías estar en casa viendo películas con tu amiga y tu hija, en pijama y descalza. Pasando el mejor tiempo de la vida en casa.

Siendo tú misma y cómoda, no aquí haciéndote pasar por el perfecto modelo de revista solo para que tu hombre te pueda presumir con los suyos como suya, y como un nuevo modelito que acaba de conquistarse.

No está bien.

Eso no es justo.

Yo sé que no soy eso para Dante, pero es que todo esto me rebasa y si me odias ahora mismo por estarme quejando, lo siento y créeme yo también me odio por ello.

Voy en el auto, tomada de la mano de Dante.

Él al contrario de mí no deja de sonreír y de repetirme que todo saldrá bien y que no me dejará ni un segundo sola en ese lugar.

Yo no sé lo he dicho pero no es la primera vez que vengo a una de estas galas, aunque ninguna de las que fui también con Samuel se siente cómo está.

Esto es como un gran evento en mi vida real y también dentro de mi cabeza.

Es una revolución en mi corazón y fuera de él, dentro de mi cabeza y fuera de ella.

Esto me supera.

Tomó un poco de aire y con ello me obligo a centrarme, yo puedo con esto.

Sí, yo puedo con esto.

¿Yo puedo con esto?


***


Cuando veo por primera vez a Susana ella está resplandeciente. Me da está sonrisa que no sabía que necesitaba hasta que la he visto dibujada en sus perfectos labios color rosa cereza.

Está tan perfecta, es caliente, es bellísima y resuda poder y diplomacia a donde sea que se gire, además huele magistralmente.

Casi como si hubiera sido enviada desde el mismísimo cielo para mí y solo para mí en este día que tanto lo necesitaba.

Había hablado con mis padres y hermanos en una conferencia de lo más incómoda y que me había dejado aún más frustrado de lo que ya estaba por la situación. No mentiré, había sido vergonzoso y hasta imposible de hablar con ellos.

Sobre todo cuando habíamos llegado a la parte en que me preguntaban si llevaría una pareja.

Otro de los incómodos requisitos de ser un Hamilton es que no importa la gala evento, no importa el tipo aun así debes, estás obligado a llevar una pareja.

Porque es totalmente inaceptable llegar solo a cualquier evento, especialmente aquellos que estaban organizados por la familia Hamilton.

Y aunque estaba felices de escuchar que por fin me había animado a llevar a una mujer por mi propia voluntad al evento y sin necesidad de que ninguno de ellos hubiese tenido que intervenir para pedírmelo o de que hubieran tenido que escogerla por mí.

Porque como ya dije está vez todo era diferente.

No solo tenía a alguien que quería llevar a la gala.

Tenía a alguien y punto.

Alguien que me enorgullecía presumir a todos, alguien que me amaba incondicionalmente no importa que pasará entre los dos o con mi familia. Y sí, tenía miedo, tenía muchas inseguridades, pero esta vez no dejaría que ninguna de esas dudas y miedos me impidieran ver lo que podría tener en un futuro con ella si tan solo lograba reunir el coraje para enfrentar a mi familia.

Sr. Hamilton "Trilogía: Tú, Yo y Nosotros".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora