Los días han pasado y con ellos ha llegado un síntoma que normalmente me gusta, sobre todo porque suele ser destacado los primeros días en que se presenta, o al menos lo es al principio.
Y antes de que te molestes porque voy a hablar de "un tema de mujeres" déjame que te diga que no es nada malo, no es una cosa del otro mundo y le ocurre a las mujeres más frecuentemente de lo que crees realmente.
¿De qué hablo dices...?
Del síndrome premenstrual.
Dicho eso, déjame que use este apartado para decirte que ningún período es exactamente igual al otro porque ninguna mujer es igual que otra.
Y que sin importar la raza, tamaño, frecuencia de las relaciones sexuales o despertar temprano sexual de la mujer puede o no presentarse.
Y como dije usualmente me gusta este síntoma, claro hasta que el período está cerca de llegar y mis pechos pesan tanto como un globo de agua completamente lleno que no caben en mis sujetadores normales.
Sí, hablo de la inevitable inflamación de nuestras glándulas mamarias.
Y como dije es un síntoma que casi siempre me viene, lo que si varía de ello es que no siempre viene en la misma proporción. Aun así como la mujer adulta y responsable que soy he previsto esta situación desde tiempos inmemorables y por ello he comprado un artefacto de lo mas cómodo y espacioso, sobre todo porque a medida que se van hinchando por la retención de líquidos antes, durante y a veces después del período se llega a aumentar hasta una talla completa de sujetador.
Y repito normalmente lo preveo y lo recibo con alegría como una señal de que mi período está cerca de llegar, pero está vez mi cuerpo me parece algo ajeno y hasta exagerado en ese departamento.
Digo no es como que sea una copa A, pero tampoco nunca he llegado a una copa D.
Todavía estoy dentro de lo razonable en eso.
Pero ahora mismo, tocó un poco la copa en la base del sujetador, me veo frente al espejo antes de colocarme la blusa que he decidido llevar en mi atuendo del día de hoy y algo no encaja dentro de ella ni en mi imagen en el espejo.
Ladeo la cabeza en busca de que pueda ser. Pero nada llama demasiado mi atención, lo cual me dice que necesito la opinión de otra mujer experimentada como yo para encontrar el error.
—Helena —llamo a mi amiga y compañera de casa desde la habitación de Aura.
Mi hija se encuentra en el baño lavándose los dientes ella sola por lo que no puede escuchar nada de lo que quiero decirle a mi amiga, aun así cuando ella entra en mi cuarto cierro la puerta por si las dudas.
—¿Qué pasa?
Me giró hacia ella sin llevar mi blusa y con la espalda hacía la puerta de mi habitación.
—Dime, tú notas algo inusual en cuanto a mi cuerpo.
—Inusual, ¿cómo qué? ¿A qué te refieres?
—No lo sé, es que me siento un poco diferente en cuanto a mi aspecto está mañana.
Mi amiga se para lejos de mí y repasa mi cuerpo con una larga mirada, deteniéndose especialmente en mis caderas, mis piernas y mi pecho.
—Estás un poco... —la chica no termina la frase pero en sus ojos puedo ver qué dirá aún sin que lo diga.
—Dilo, no me enojaré, yo también acabo de verlo.
—Son tus senos, están más grandes de lo normal.
—Lo sé, y me pesan también más de lo normal. Digo, eso me pasa siempre que viene el período y no es que sea la mujer más exacta del mundo pero tampoco es como si no me hubiera dado cuenta, es decir, te juro que estos no estaban así ayer.
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Sr. Hamilton "Trilogía: Tú, Yo y Nosotros".
Storie d'amoreDante Jonathan Hamilton es ahora un cascaron vacío del hombre que un día fue. Camina por las calles, va a trabajar y se ejercita diariamente sin pensar demasiado. Pero no por eso deja de ser un atractivo hombre de treinta y pocos años, además de se...